Psicología del gobernante
Al que gobierna le es esencial estar bien rodeado. Escoger colaboradores, aun los más modestos, requiere especial cuidado. No basta que sean inteligentes y cultos, abnegados y activos. Se necesita que al respirar el ambiente de la cumbre no se despierte en ellos la ambición.
El político es sincero cuando desde el gobierno lo ve todo rosa, y sincero también cuando en la oposición lo ve todo negro.
El que ambiciona títulos y honores nunca será enemigo terrible pues es fácil satisfacerlo.
De la madera de los "intelectuales" salen escasos y buenos políticos. De la de los filósofos, ninguno.
No he conocido ningún Gabinete sin descubrir en él quién pretende suceder a su Presidente.
La supremacía del Poder civil es frase vana cuando no se apoya en la fuerza militar.
El sentido de la orientación
Al político caído no se le da cuartel.
Son los ambiciosos los artífices de la grandeza de los pueblos.
Del dominio de sí mismo
Saber callar es ya saber mucho.
Si careces de fuerza para sufrir y resignarte, no sirves para político.
Al adulador en el fondo se le desprecia, pero no se le aleja.
Por lo común, quien pide consejo quiere que le aconsejes lo que ya está resuelto a hacer.
Cuando un hombre abre su corazón, es que se siente perdido. No abras tu corazón a nadie, y mucho menos en política.