Revisando esta mañana papeles diversos, me encuentro con un discurso de Alessandro Baricco en la Leopoldina de Florencia (una especie de convención de la izquierda italiana) el 28 de octubre del 2011.
"¿En qué nos hemos equivocado?", se preguntaba. La voluntad de trabajar en defensa de los desfavorecidos es un espléndido punto de partida. Pero hay que ver los resultados. Y es aquí donde Baricco se muestra crítico, porque los desfavorecidos no se defienden fomentando la mediocridad o el miedo al riesgo. "Lo mejor que se puede hacer por los débiles es concederles un sistema dinámico, no un sistema garantista. No es cierto que el riesgo se cebe con el débil, el riesgo es una oportunidad para el débil. Un sistema garantista, paraliza un país, paraliza el crecimiento, paraliza el entusiasmo, la esperanza, las posibilidades de cambio. No permite la movilidad social, encadena la capacidad, es un sistema asfixiante, y el pobre, muere de asfixia". Tampoco, añadía Baricco, "hemos sabido pronunciar las palabras que se correspondían con el nombre de las cosas". La izquierda no ha sido capaz de pronunciar la palabra 'meritocracia', pero no ha sabido encontrar otra palabra alternativa, "por lo que no hemos hecho aquello a lo que la palabra corresponde". La izquierda ha ido a remolque. "Cuando los otros movían pieza, nosotros reaccionábamos. Hemos jugado toda la vida con las negras". "Nosotros, mi generación, se ha hecho conservadora. La izquierda en la que he crecido es lo más conservador que existe hoy en Italia".
Efectivamente, hay un conservadurismo de izquierdas, bien conocido en nuestro país. que se blinda detrás de sus principios para justificar la pobreza de sus resultados.