Esta tarde, en el "Àmbit Maria Corral". Tres horas que se han pasado volando. Y aún se me han hecho cortas. Creo que los asistentes -gente magnífica- han salido ligeramente instruidos y, sin duda, entretenidos. Nos lo hemos pasado bien.
Casi sin darme cuenta mi discurso se ha ido aproximando en los últimos meses al de Odo Marquard, así que al llegar a casa he abierto su
Felicidad en la infelicidad y me he reconocido inmediatamente en su escritura. Sin embargo cuando lo leí, allá por el 2006, creía estar leyendo a otro.