Miro hacia atrás y de repente me descubro agotado.
Para mi el verano comenzó el 13 de junio en la Escola Llissach de La Gleva con un discurso titulado Elogio de la negligencia que, por supuesto, no lo era. Después he aceptado participar en un tribunal de una tesis doctoral en la facultad de filología griega de la U.B., en un curso de verano de esta misma universidad y en una mesa redonda del Col·lectiu Pere Quart en el Ateneu en defensa de las humanidades.
El día 24 de junio llegó al aeropuerto del Prat Xavier Audiquet, con un paquete de mi amigo mexicano Luis Moctezuma, del que hablaré en su momento preciso. Para mí está suponiendo toda una aventura intelectual.
He escrito un artículo para la revista "Papers de vi", titulado Vinyes verdes vora el mar (5 páginas), he corregido las galeradas de mi Elogio de las familias sensatamente imperfectas, que saldrá en septiembre, he escrito un prologo para Tu futuro, de Rita Levi-Montalcini que publicará la editorial Plataforma (16 páginas) y acabo de poner el punto final a un capítulo para la reedición ampliada de un libro de otro amigo mexicano, Martín Gabriel Barrón Cruz, titulado Actuaciones ministeriales en el homicidio de León Trotsky, editado por el INACIPE en México (19 páginas) y tengo pendiente, pero pensado, un texto de 30.000 caracteres para un libro que lleva el título de Filosofar en Cataluña, en el que participo con filósofos catalanes de renombre.
Sigo dándome cabezazos contra un libro que tengo a punto de acabar, pero nunca acaba de estar al punto.
He recibido invitaciones para viajar a Centelles, Castellón, Valladolid, Madrid y México.
Debería descansar. Pero es que descansando me lo paso fatal. Soy un neurótico que ha aprendido a querer a su neurosis.