Daniel Innerarity, ayer en
El País, en un artículo titulado "Contra el antipopulismo", sostiene una tesis que dejará satisfechos, estoy seguro de ello, a buena parte de nuestros demócratas modernos, pero que a mi me produce una cierta desazón. Estas son sus palabras:
"La sociedad democrática es un espacio abierto en el que se plantean muchos desafíos (...) que pretenden al menos revisar si el modo como se ha institucionalizado la política sigue teniendo sentido o ha generado algún tipo de desventaja injustificable. Los que velan celosamente por el orden establecido aprovechan este momento para argumentar que cualquier modificación debe llevarse a cabo a través de los cauces legales establecidos, pero no nos dan ninguna respuesta a la pregunta acerca de qué hacer cuando ese marco predetermina el resultado (y no estoy hablando, necesariamente, de Cataluña). La legalidad es un valor político cuando incluye procedimientos de reforma de resultado abierto; si no, apelar a ella es puro ventajismo".- La sociedad democrática no es nunca un espacio completamente abierto. Por ejemplo, hace muy bien en ser reticente frente a los que niegan el pluralismo o el derecho de las mujeres al voto.
- En todo grupo humano suficientemente amplio, sea del tipo que sea, hay siempre alguien que considera que sufre alguna desventaja. Hay varias razones para ello. Me limitaré a señalar dos. Una es que no sabemos crear instituciones que no prohiban la entrada a los que, por ejemplo, sienten una irrefrenable tendencia a tirar basura al suelo simplemente porque hay un letrero prohibiéndolo. Otra, la más importante, es que hay desigualdades producidas por diferentes aspiraciones a la virtud (incluyendo a la virtud republicana) que tienden a ser vividas por algunos como desventajas.
- Efectivamente, cualquier modificación del orden establecido en una democracia debe llevarse a cabo por los cauces legales establecidos. La alternativa son los cauces ilegales que intentan dar a las situaciones de hecho (de fuerza) carácter constituyente.
- Ningún marco constitucional deja indefinido el resultado de su posible reforma. Y hace muy bien. Una sociedad liberal debe recelar de los que niegan el pluralismo y una sociedad democrática, debería hacer todo lo posible por oponerse a un régimen de castas o estamental.
- Toda sociedad democrática deberá decidir el grado de indefinición que puede aceptar en sus posibles reformas sin ponerse en cuestión a sí misma. Y esta decisión ha de ser fruto de un consenso que difícilmente será unánime.
- Sólo una sociedad que no crea en sí misma estaría dispuesta a cambiar en no importa qué dirección.
- La legalidad es un valor político siempre, porque la necesidad de la ley es mayor que la de su contenido. No quiero decir que estemos dispuestos a aceptar cualquier ley. Sino que estamos necesitados de leyes para constituirnos como ciudadanos. La ausencia de la ley es la ausencia de comunidad.
- ¿Apelar a la ley que no incluye procedimientos indefinidos de reforma es ventajismo? El ventajista es aquel que sin miramientos procura obtener ventaja en las relaciones con los otros. Siempre habrá alguien que se creerá en desventaja ante la ley y, sin duda, más de una vez tendrá argumentos legales para ello. Ahora bien, ¿qué quiere decir exactamente Innerarity? ¿Que si no estamos dispuestos a aceptar como posible cualquier reforma, sea del tipo que sea, estamos actuando sin miramientos? No tengo inconveniente en reconocerle que sí con respecto a algunas conductas que, de hacerse legales supondrían, por ejemplo, o mi cárcel o mi exilio.