Leyendo las muy entretenidas e instructivas Confesiones profesionales de José Gaos -aquel del que sus alumnos decían que para entender su traducción de Ser y tiempo había que leer el original de Heidegger-, me encuentro con esta anécdota que no puedo por menos de traer a la frivolidad tertuliana de este café:
"... aquella dama que, ya, por fortuna, antaño me decía: Doctor, asisto a sus conferencias, porque me cuesta tanto trabajo seguirlas, que creo que los esfuerzos que hago me ayudan a adelgazar."