Una fundación madrileña trae a Sir Ken Robinson a Madrid para grabarle un vídeo. Me invitan a participar, pero declino la invitación, no puedo. Me piden entonces que les diga qué es lo que le preguntaría yo al defensor de la tesis de que la escuela mata la creatividad. Les propongo estas cuatro preguntas:
1) Si las escuelas matan la creatividad, ¿son las sociedades sin escuelas las más creativas?
2) ¿A qué se debe la creatividad entre los judíos? ¿Acaso no tienen escuelas?
3) ¿En que consiste su colaboración en la Blue School?
4) Usted defiende sus ideas disruptivas en un inglés académicamente perfecto, con el que se muestra muy poco creativo. ¿No podemos extraer de aquí ninguna conclusión sobre la relación entre creatividad y disciplina? ¿Y si para ser creativo en algo no hay que pretender ser creativo en todo?