Mi admirado Nicolás Ramiro Rico cuenta en El animal ladino, libro que él mismo considera un "ensayo de antropología política imaginativa", lo siguiente:
“E. H. Gombrich, entre bromas y veras, ha llegado a pensar que durante las largas noches hibernales, los insomnes cazadores primitivos, alertados por su hambre, permanecían al acecho, vigilantes, mientras sus mandíbulas, impacientes de tan cruel ocio famélico, remedaban el repiqueteo de la manducación efectiva, ‘ñam-ñam’
Y así fue –imagina Gombrich- como nació la palabra, el habla humana. No con la intención de comunicar nada a nadie, sino con el propósito de evocar el fantasma del ausente alimento y obtener un imaginario sustituto de su inexistente condumio".
Ramiro Rico titula esta, sin duda, ingeniosa ocurrencia, como "teoría de la palabra como el primer chicle humano.”
E.H. Gombrich esboza la teoría ñam-ñam es sus Meditations on a Hobby Horse and Other Essays, de 1963, y esto es exactamente lo que dice: