Para mí, el libro del año, desde un punto estrictamente biográfico, ha sido El tiempo regalado de Andrea Köhler. Veo, además, que aparece en varias listas de "libros del año". Quiero agradecer desde aquí a los meticulosos y certeros artesanos de Libros del Asteroide el regalo que me hicieron al pedirme que firmara un prólogo que, en el transcurso de su escritura, acabó tomando forma de epílogo. El libro lleva ya adelante su quinta edición entre el eco de las reseñas favorables.
Que un ensayo sobre la espera haya tenido tanto éxito en estos tiempos de novolatrías e impaciencias, podría querer decir que necesitamos compensar las prisas con las pausas, las innovaciones con las permanencias, las carreras con los paseos, el vértigo del movimiento con la pausa de la contemplación, etc.
He escrito más de una vez que una de las características de nuestro tiempo es la confusión entre lo bueno y lo nuevo; que hemos cargado axiológicamente lo nuevo hasta el punto de que está usurpando el venerable sitial que le teníamos reservado a lo bueno. Sin embargo, este libro me ha hecho pensar sobre las permanencias antropológicas de una manera un poco más optimista. Y por eso, sobre todo, le doy las gracias también a Andrea Köhler.