Barcelona Llego a casa cansado, después de un día largo. Muy cansado. Despernado del mucho andar por Barcelona. A las 10 de la mañana tenía una clase en un curso organizado por el
Ateneu Universitari de Sant Pacià en la Facultad de Teología. Buena gente. Con decir que nada más entrar ya me he encontrado con el gran Armando Pego... Tenemos una comida pendiente que andamos posponiendo tontamente. Habrá que ponerle remedio urgentemente. Armando es una de las personas más inteligentes que conozco. Mi clase trataba sobre la iconografía del mito de Prometeo y tendrá una segunda parte el 12 de diciembre. Creo que les han sorprendido las historias aledañas al mito y, sobre todo, la iconografía de los sarcófagos romanos del siglo segundo de nuestra era, especialmente aquellas en que se muestra a Atenea introduciendo una crisálida en la cabeza de los hombres de barro que han sido modelados por Prometeo.
Después he estado yendo de aquí para allá, haciendo varias cosas, hasta que han dado las seis de la tarde, hora en que tenía una entrevista en Catalunya Ràdio con Roger de Gràcia. Creo que ha ido bien, aunque he derramado un vaso de agua sobre la mesa causando un pequeño desastre. Al principio de la entrevista he defendido la importancia de la ironía y el entrevistador me ha preguntado si la izquierda no tiene más capacidad para el humor que la derecha. Yo creo que esperaba una obvia respuesta afirmativa. Me he limitado a contestarle que "la libertad se ha hecho conservadora".
Son las siete de la tarde, acabo de llegar a casa. Estoy, de nuevo, de Rodríguez. Pero qué bien se está en mi sofá, con la calefacción encendida, decidiendo si me ducho ahora o me hago un bocadillo de jamón con pan y tomate acompañado de un gran vaso de buen vino.