“El mayor acontecimiento reciente -que “Dios ha muerto”- (…) empieza desde ahora a extender su sombra sobre Europa. Al menos, a unos pocos (…), les parece efectivamente que acaba de ponerse un sol, que una antigua y arraigada confianza ha sido puesta en duda. Nuestro viejo mundo debe parecerles cada día más crepuscular, más dudoso, más extraño, "más viejo" (…) Estas consecuencias inmediatas no son para nosotros (…) de ninguna manera tristes, opacas ni sombrías; son más bien como una especie de luz, una felicidad, un alivio(…). Efectivamente, los filósofos, los "espíritus libres", con la noticia de que el "viejo Diosha muerto" nos sentimos corno alcanzados por los rayos de una nueva mañana (…). Ahí está el horizonte despejado de nuevo, aunque no sea aún lo suficientemente claro; ahí están nuestros barcos dispuestos a zarpar, rumbo a todos los peligros; ahí está toda nueva audacia que le está permitida a quien busca el conocimiento; y ahí está el mar, nuestro mar, abierto de nuevo, como nunca”. Nietzsche. La Gaya Ciencia.
En este texto el autor reflexiona sobre el problema de la muerte de Dios.
1) Exponer las ideas y la estructura argumentativa del texto propuesto.