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Filolaberinto bachillerato
Volvemos a las clases y retomamos el curso después de un tiempo de celebración en el que nos hemos despedido del viejo año y hemos dado la bienvenida al nuevo: ¡adiós 2014 y bienvenido 2015! Durante estas vacaciones me he encontrado con algunas personas que no le ven sentido a esa celebración y no puedo dejar de recordar que yo mismo, hace algunos años, tampoco se lo encontraba. Sin embargo, ahora sí. ¿En qué consiste ese sentido? En descubrir que la sucesión es renacimiento. Dicho de otro modo: no se trata de celebrar sin más que un año viejo pasa y uno nuevo llega, sino celebrar que el año viejo, envejecido y gastado, es capaz de renovarse a condición de hacerse distinto del que fue, volviendo a empezar. Se trata de celebrar que lo viejo puede renacer, que lo muerto puede revivir, que lo que ha llegado a su fin puede comenzar de nuevo, que lo hecho, hecho está, desde luego, pero que vuelve a estar por hacer a pesar de todo, que es posible perdonar, hacer borrón, cuenta nueva, olvidar, recomenzar, darle al botón de "reset", retomar el camino... En definitiva: que es posible, una vez más, volver a vivir.