Diría que los españoles tenemos una especial dificultad para la abstracción, y que eso de que algo pertenezca o beneficie a
todos nos parece un tanto irreal. ¿Quién es
todos? Eneste país, para entender y hacerse entender hay que dar nombres y apellidos. Decir que un empleado de limpieza, un presunto informático o un profesor enchufados perjudican a
todos parece no significar gran cosa, sobre todo si con ello se beneficia a personas concretas, de carne y hueso.
Pero sí que es cierto que el nepotismo perjudica a todos: promueve la idea de que los méritos y la competencia profesional son irrelevantes y que los puestos de trabajo son poco más que el derecho a una renta vitalicia (el viejo e hispánico sueño de la hidalguía). Todo esto, por supuesto, si hablamos de la administración (no de la empresa privada). Al fin y al cabo, trabajar para el Estado es trabajar para ese abstracto
todos, que es como decir para
nadie en concreto...
Sobre todo este asunto del nepotismo trata nuestro última colaboración en El Periódico de Extremadura. Para leer el artículo completo pulsar aquí.