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Pero sí que es cierto que el nepotismo perjudica a todos: promueve la idea de que los méritos y la competencia profesional son irrelevantes y que los puestos de trabajo son poco más que el derecho a una renta vitalicia (el viejo e hispánico sueño de la hidalguía). Todo esto, por supuesto, si hablamos de la administración (no de la empresa privada). Al fin y al cabo, trabajar para el Estado es trabajar para ese abstracto todos, que es como decir para nadie en concreto...
Sobre todo este asunto del nepotismo trata nuestro última colaboración en El Periódico de Extremadura. Para leer el artículo completo pulsar aquí.