Acabo de regresar de Berlín. Todos los años por estas fechas llevamos a un grupo de alumnos para que conozcan la cara y la cruz de esta fascinante ciudad: su terrible historia reciente (el nazismo, la guerra, el muro), pero también su espíritu cosmopolita, su vitalidad cultural y, sobre todo, su valiente y lúcida asunción del pasado. Berlín es una ciudad que – en su urbanismo, sus monumentos, y hasta en su arte callejero– respira memoria y reflexión. Reflexión sobre el pasado, sobre el presente, y sobre el pasado desde una mirada preventiva de lo que – a poco que nos descuidemos – puede volver a hacerse presente. Berlín es un modelo de gestión de lo que por aquí llamamos memoria histórica... Justo sobre educación y memoria histórica trata nuestra última colaboración en El Periódico Extremadura, Para leer el artículo completo pulsar aquí.