Tres cosas hacen falta para cambiar el mundo: una idea certera de qué es la justicia (o, al menos, de lo que no lo es), un grado suficiente de organización y disciplina, y jóvenes, muchos jóvenes. Esto último lo tengo muy claro. Me lo ha enseñado mi trato con los alumnos durante años. Y me lo confirma la experiencia – cada vez más frecuente – de encontrármelos entregados a la filosofía o la política en su tiempo libre. El domingo pasado – por ejemplo – sorprendí a algunos en un local de Mérida hablando de cosas como la esencia y la existencia. Y el viernes, en Badajoz, cerca de doscientos chicos convocados por la Coordinadora de Estudiantes nos invitaron a la compañera Julia Ripodas y a mi a discutir con ellos sobre el feminismo, el poder y la justicia...Para leer el artículo completo pulsar aquí.Más sobre las III Jornadas en Defensa de la Filosofía.