Ayer miércoles celebramos nuestra 4ª sesión del Taller de Filosofía del Ateneo de Cáceres. Nos empeñamos en saber qué es saber y cómo podemos estar seguros de algo. Es decir, nos preguntamos qué es, de verdad, la Verdad. Para tratar un tema con tan mala fama (de pretencioso que es) tuvimos que desmontar primero (o intentarlo) las tesis que niegan la validez objetiva de toda tesis (el escepticismo, el relativismo, el pragmatismo). Una vez probada la posibilidad de la verdad, nos dimos a investigar si esta era una cuestión de correspondencia con los hechos o de consistencia lógica con otros pensamientos verdaderos. Nos preguntamos, en suma, si el conocimiento depende de la experiencia o de la razón. ¿Vemos según pensamos o pensamos según vemos? Tras comprobar que el empirismo (y el método de la mayoría de las ciencias) es una teoría muy poco de fiar, y que el racionalismo (al menos, el que conocemos, tan ligado a las matemáticas) no descansa tanto en la lógica como él cree, nos volvimos a casa (algunos a la Feria de Cáceres) con la clarísima impresión o idea de que, sobre el conocimiento y la verdad, no tenemos casi nada claro. Más no se puede pedir a un taller de filosofía. O eso me parece a mi.
Esta vez tampoco comparto las notas (habría que editarlas), sino solo la presentación, que da una idea de todo lo que discutimos y tratamos. También una pequeña bibliografía. Gracias por la asistencia (mucho más meritoria teniendo una magnífica Feria al lado) y, como siempre, por lo mejor de la noche: el debate.
El próximo miércoles 31 hablaremos de lo que significa ser persona, del problema de la identidad personal y de esa compleja y misteriosa entidad que es la mente. Será, como siempre, de 20 a 21.30.