... Hay un modo de violencia que supera a todos, y que puede llegar a anular por completo (no parcial ni gradualmente) la voluntad del sojuzgado. No se trata de la violencia del que obliga a otro a hacer lo que no quiere, sino del que lo subyuga para que lo quiera hacer. Este tipo de violencia es mucho más radical: sustituye la voluntad del dominado por la voluntad del dominador, hasta el punto de que el primero realiza la voluntad del segundo (sin saberlo, y sea cual sea) como si fuera la suya propia. Es una forma casi perfecta de violencia y, como tal, exige más competencias (psicológicas y retóricas sobre todo) en aquel que la ejerce... Sobre esto trata nuestra última colaboración en El Periódico Extremadura. Para leer el artículo completo
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