Un efecto del “show” de los escándalos políticos es distraer a los ciudadanos con cuestiones que solo indirectamente tienen relación con el rumbo real de los asuntos públicos. Más allá de su función dramática en la estrategia electoral de los partidos y el reparto del poder, la corrupción tiene poco que ver con la política que realmente determina nuestras vidas, y más bien sirve para no exponerla al debate ni a la crítica seria. El “escándalo político” ha acabado por convertirse en otra variedad
del “panem et circenses” en las democracias liberales... De esto trata nuestra última colaboración en El Periódico Extremadura. Para leer el artículo completo
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