Bueno, siguiendo con el debate iniciado en clase el último día sobre las tesis que defiende el intelectualismo moral socrático y la posibilidad o imposibilidad de reeducar a aquellos que obran el mal os pongo a continuación un reportaje publicado en el Magazine del ABC el domingo 18 de septiembre de 2011. El reportaje se pregunta por la validez de las cárceles noruegas en el caso de asesinos de masas como Anders Behring Breivik, que en julio mato a 76 personas.
Espero vuestros comentarios.
El `dulcehogar´ de un asesino en masasLourdes Gómez
La prisión de Halden Fengsel, inaugurada hace un año en Noruega, es una de las más espectaculares del mundo. Sin barrotes, sin guardias armados, con muebles de diseño… es casi un hotel de lujo. Es así porque su sistema penitenciario apuesta por la reinsercióny no por el castigo, pero ¿qué pasa cuándo quien se beneficia de ello es el asesino de 76 personas?
Celdas luminosas y de diseño. Las celdas, en colores claros y con muebles de diseño, incluyen televisor y frigorífico. Las ventanas no solo no tienen barrotes, sino que se han diseñado con una forma muy vertical para que dejen entrar más luz.
La música amansa a las fieras.La cárcel, diseñada por el estudio HLM, está dividida en ocho edificios y cuenta con un estudio de grabación. La construcción se alargó una década y costó 200 millones de euros. Todos los materiales son sostenibles.
Los reclusos se lo guisan... Cada diez o doce celdas, hay una sala de estar y una cocina que los prisioneros pueden utilizar para preparar su propia comida. Además, si quieren, se les imparten clases de cocina.Mujeres para rebajar la tensión. A pesar de que es una cárcel de hombres, la mitad del personal es femenino porque, según aseguran los expertos de instituciones penitenciarias, la presencia de mujeres crea un ambiente menos agresivo.
¿Está todo a su gusto? Los presos, a los que se les dan cursos de formación, disponen de biblioteca y acceso a Internet. Además, regularmente reciben cuestionarios en los que se les pregunta cómo puede mejorarse la cárcel.
Fuente:
Magazine de ABC