Los progresistas políticamente correctos y los puritanos conservadores tienen en común la alergia a la libertad de expresión de sus adversarios. Los izquierdistas imponen sus
trigger warmings (avisos de que un texto contiene expresiones potencialmente ofensivas para las minorías), y los conservadores llevan a los tribunales a quienes mancillan los símbolos nacionales. Unos construyen eufemismos para los negros o los enfermos y se los imponen al resto, mientras que otros logran que un pitido sustituya la palabra
fuck en la televisión. (...)
La poscensura es un sistema represivo que no requiere leyes ni estado censor, y que impone sus prohibiciones infundiendo el miedo a ser catalogados como traidores. Bajo la poscensura, los izquierdistas tienen miedo de que una multitud les llame machistas, racistas u homófobos, mientras que los derechistas temen etiquetas como buenista, relativista o progre. En cada bando, son los sinónimos de «traidor».
Juan Soto Ivars,
De la posverdad a la poscensura: obsesionados con no ofender, el mundo.es 30/04/2017
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