... las tesis aparentemente divergentes de
Gorgias y
Antístenes o de
Hermógenes y
Cratilo, descansan en un principio común: el de la adherencia total de la palabra y el ser. (102-103)
Para
Cratilo y
Antístenes el nombre forma un solo cuerpo con la cosa que expresa, o, por mejor decir, es la misma cosa expresándose. (103)
Gorgias, del mismo principio, extrae la consecuencia inversa: el discurso es él mismo un ser, una cosa entre las cosas, y "así como unas cosas no revelan en modo alguno la naturaleza de las otras", el discurso no revela nada, no expresa nada por sí mismo - a menos que el artificio humano establezca una relación extrínseca entre tal palabra y tal cosa. (103)
Pero si el punto de partida es el mismo, el de llegada también lo es; ambas tesis desembocan, por diferentes razones, en la misma conclusión paradójica, según la cual es imposible equivocarse y mentir; en un caso, porque hay coincidencia natural entre la palabra y la cosa, y en otro porque hay identidad convencional. (103)
A través de sus discrepancias, la filosofía sofística del lenguaje manifiesta, pues, una unidad real. Entre una teoría "convencionalista" y una teoría "naturalista" del lenguaje,
Aristóteles no tomará partido, sino que denunciará el error que late en el fundamento de esa falsa oposición, y cuyo origen deberá buscarse en el desconocimiento que los sofistas tienen de la verdadera esencia del lenguaje. (104)
Capítulo II Ser y lenguaje
Pierre Aubenque,
El problema del ser en Aristóteles, Taurus ediciones, Madrid 1984