Por correlacionismo entiendo en una primera aproximación, toda filosofía que sostiene la imposibilidad de acceder por medio del pensamiento a un ser independiente del pensamiento. No tenemos nunca acceso, según este tipo de filosofía, a un objeto (entendido en un sentido general) que no esté ya correlacionado a un acto de pensamiento. La idea misma de acceder a un ser independiente del pensamiento, sustentado en sí mismo tal como se nos da, independientemente de si aprehendemos o no, es para un correlacionista una contradicción flagrante. El correlacionismo sostiene pues la imposibilidad de derecho, y no de hecho, de todo realismo metafísico.
En consecuencia, el correlacionismo plantea contra todo realismo que el pensamiento jamás pueda salir de sí mismo, que no podemos salir de nuestra piel -según una expresión de
Rorty- para acceder a un mundo todavía no afectado por los modos de aprehensión de nuestra subjetividad. No podemos volvemos lo suficientemente rápido como para descubrir a qué se parecen las cosas mientras no las miramos -no podemos sorprender por detrás a la "cosa en sí", como felizmente dijo
Hegel- y desde entonces es absurdo proponerse conocer un mundo que no sea ya-siempre, el correlato de nuestra relación-con-el-mundo. Pues, jamás tenemos acceso a un mundo en sí, un mundo puesto como absoluto, en ese sentido no relativo a nuestra relación con el mundo. Por correlacionismo entiendo simplemente esta posición filosófica extremadamente difundida, que inmuniza el pensamiento contra todo "realismo ingenuo" (expresión casi redundante desde
Kant), afirmando que no tenemos nunca acceso, en nuestros diversos modos de conocimiento de lo real, a las cosas autónomas pero sí a correlaciones entre actos de pensamiento y objetos de pensamiento (se trata de un objeto en sentido estricto, o supuesto no objetivable tal como el ser en tanto que ser).
Conferencia dada en La Sorbona en el Coloquio organizado por Paris-I, sobre "Metafísica, ontología y henología, el 16 de marzo de 2007.
Quentin Meillassoux,
Contingencia y absolutización de lo uno, Nombres. Revista de Filosofía, nº 25, 2011
[https:]]