Vivimos en lo que yo llamo la
novolatría, que es un cambio muy, muy importante en nuestra concepción del mundo sobre el que no veo que se esté pensando con rigor. La
novolatría es aquello que da por supuesto que todo lo que es nuevo e innovador no necesita justificar que sea bueno.Digamos que hay una modificación muy importante en las categorías centrales básicas con las que los europeos venimos pensándonos a nosotros mismos desde Grecia. Serían los conceptos o las categorías de «bello», «bueno», «justo», «verdadero», etc.; y ahora ha emergido esa categoría de «lo nuevo», «lo innovador», y están devorando al resto. Y, lo más curioso, lo están haciendo sin una polémica abierta en la sociedad.Desde las escuelas hasta casi todos los ámbitos, hoy hay prisa por correr, no hacia lo bueno, sino hacia lo nuevo. Esto nos lleva a ignorar que hay cosas en el pasado que pueden ser muy buenas, a pesar de tener dos mil quinientos años. Como el diálogo socrático, por ejemplo; o el bacalao al pilpil, que también tiene sus años y es magnífico (risas).¡La rueda! ¿Cuántos años tiene? ¡O el libro! Un objeto tecnológicamente perfecto… Pero eso parece que ahora nos cuesta verlo, como si fuera raro que algo que hemos heredado pueda ser bueno. Hoy parece que necesitamos vernos a nosotros mismos en primera línea de avance al futuro, lo cual es una manifestación de un narcisismo altamente curioso.
Jaime Fernández-Blanco Inclán,
Gregorio Luri:
"Hoy hay prisa por correr, no hacia lo bueno, sino hacia lo nuevo", filosofía&co. 04/12/2019
[https:]]