Conocí las teorías de la científica cognitiva Margaret Boden mientras participaba en un comité de la Royal Society que se ocupaba de evaluar el posible impacto que podría tener el aprendizaje automático en la sociedad en las próximas décadas. Sus ideas sobre la creatividad me parecieron de lo más relevante a la hora de abordar o evaluar la creatividad en las máquinas.
A sus ochenta años (...) disfruta involucrándose con entusiasmo en el examen de las perspectivas que se abren ante lo que estas "latas", como les gusta llamar a los ordenadores, podrían ser capaces de hacer.
La creatividad exploratoria consiste en considerar lo que ya está ahí y explorar sus fronteras exteriores, ampliando los límites de lo que es posible pero manteniendo a la vez sujeta a las reglas. La música de Bach es la culminación de un viaje en el que se embarcaron los compositores barrocos para explorar la tonalidad entrelazando diferentes voces. Sus preludios y fugas transcienden los límites de lo posible, rompiendo los clichés y dejando el camino expedito para la llegada de la era clásica con Mozart y Beethoven.
Boden cree que la exploración representa el 97% de la creatividad humana.
El segundo tipo de creatividad implica la combinación. Pensemos en cómo un artista puede partir de dos configuraciones completamente diferentes e intentar combinarlas. A menudo las reglas que gobiernan un mundo pueden sugerir un nuevo marco interesante para otro.
Zaha Hadid combinó su conocimiento de la arquitectura con su devoción por las formas puras del pintor ruso Kazimir Malécich para crear un estilo único de edificios curvilíneos.
La tercera forma de creatividad identificada por Boden es la más misteriosa y esquiva. Se trata de la creatividad transformadora, que describe esos raros momentos en los que cambian por completo las reglas de juego. Todas las formas de arte tienen esos cambios de marcha. Pensemos en Picasso y el cubismo, en Schönberg y la atonalidad, en Joyce y el modernismo. Son como cambios de estado, como cuando el agua pasa de repente de líquido a gas.
A primera vista parece difícil programar una ruptura tan tajante, y sin embargo, hay una metarregla para este tipo de creatividad: se trata de olvidarse de las restricciones y ver qué surge. El arte, el acto creativo, consiste en elegir qué dejar de lado o qué nueva regla introducir para obtener algo nuevo de valor.
La irrupción del movimiento romántico en la música supone, de muchas maneras, la presentación de un catálogo de ruptura de reglas. En lugar de moverse entre tonalidades cercanas, como lo habían hecho los compositores clásicos, algunos recién llegados como Schubert optaron por cambios clave que rompían deliberadamente todas las expectativas.
Cada movimiento artístico depende del anterior si queremos evaluar su creatividad. No hace falta decir que el contexto histórico desempeña un papel importante a la hora de definir lo que es o deja de ser nuevo. La creatividad no es un absoluto sino una actividad relativa. Somos creativos dentro de nuestra cultura y marco de referencia.
Marcus du Satoy, Programados para crear. Cómo está aprendiendo a escribir, pintar y pensar la Inteligencia Artidicial, Barcelona, Acantilado 2020
