Escrito por Luis Roca Jusmet
El caso Jünger es interesante porque presenta una mitología moderna muy curiosa. Si entendemos el mito como un modelo ejemplar, entonces Ernest Jünger lo fue para muchas generaciones y desde un espectro político-ideológico extraordinariamente amplio. No sólo para los extremos ( que para algunos se tocan) sino también para el centro. El neofascismo se entusiasmó con Jünger ( como podemos comprobar en muchas de sus publicaciones, como "Punto y coma") pero también lo hizo un sector de intelectuales heterodoxos procedentes de la izquierda radical ( como podemos también comprobar en antiguos números de revistas ya desaparecidas como "Archipiélago" o "Ajoblanco"). Lo sorprendente es que también estadistas de la socialdemocracia como Mitterand o Felipe Gónzalez visitaron a Jünger en su mansión de la Selva Negra con la única intención de conocerle y conversar con ¿ Porqué diablos nos sedujo Jünger ? Esta es, por supuesto, la pregunta del millón.
En primer lugar por su legendaria y romántica figura de superviviente, de hombre que había recorrido un siglo después de mil batallas. Su talante aventurero, que le hace escaparse de casa y enrolarse en la Legión Extranjera en sus años juveniles, que describirá en su novela "Juegos africanos". Su participación en la Primera Guerra Mundial, donde escribió desde las trincheras sus impresionantes "Tempestades de acero".Experiencia que le supuso varias balas en su propio cuerpo, llegándole a considerar al borde de la muerte. Sus experimentación con drogas alucinógenas, buscando ampliar las puertas de la percepción, que le llevó tanto a un escrito teórico (
Acercamientos ) como a un relato breve pero denso
( Visita a Godenhom) Sus incansables viajes en la vejez, movido por su curiosidad insaciable.
Pero también su carácter indomable, que le hizo ser respetado al mismo tiempo por Beltor Brech y por Hitler, que paraban a "las huestes comunistas y nazis que lo querían colgar". Un hombre inquieto, entusiasta, lleno de energía pero capaz de mantener su serenidad en las situaciones más difíciles. Una especie de samurai europeo, un ronin "sin señor al que someterse". Un emboscado, como se definía, que resistía la uniformidad del mundo burgués, la lógica de la mercantilización. ¿ Quién fue realmente Jünger ? No cabe duda que Jünger formó parte en su juventud de la revolución conservadora alemana, aristocrática, nacionalista y guerrera. Que no fue un oportunista y que se mantuvo al margen del nazismo, con todos los peligros que comportaba, aunque manteniendo una posición política ambigua bajo el lema de la lealtad a su patria. Que a la larga se convirtió en un escéptico que mantuvo un espíritu muy crítico con el mundo en que vivía. ¿ Desde que posición ? Yo diría que desde una serenidad aristocrática,nietzscheana, que despreciaba lo plebeyo, que no soportaba a las masas y que sentía nostalgia por un pasado de caballero heroico que seguramente nunca existió y que queda reflejado en su novela
Abejas de Cristal y en su ensayo
La emboscadura. Como diría Jacques Rancière, tuvo odio a la democracia, al poder de cualquiera. Al igual que Nietzsche, por cierto.
¿ Que queda de aprovechable de Jünger, una vez "muerto el mito" ? Muchas cosas, por supuesto. Sus parábolas políticas, como "Heliópolis","Los acantilados de mármol" o "Eumeswill", que vale la pena revisar. Quizás una lectura bien crítica de sus libros teóricos, como "El trabajador". Sus reflexiones sobre lo que llamaba "la era de los titanes"
o la discusión que mantuvo con su amigo Martín Heidegger sobre el nihilismo son todavía interesantes.
. Sus novelas, como justamente le reconoció el Premio Goethe, tienen valor propio. Igualmente libros muy potentes de aforismos ( como "La tijera" y "la emboscadura" ).
Es posible que fuera un platónico, un idealista metafísico espiritualista que comulgara con rueda de molino como la astrología. No abandona nunca una actitud aristocratizante que , como diría Rancière, refleja un "odio a la democracia", al poder de cualquiera. En un sentido más específico continua siendo uno de los ensayistas que han tratado de forma más sugerente la experiencia de las drogas, como pone de manifiesto su ensayo "Acercamientos". Pero lo que yo salvaría incondicionalmente de Jünger son sus diarios.
Radiaciones y
Pasados los setenta, los diarios que fue escribiendo y se fueron publicando a lo largo de su vida. Reconozco mi debilidad por esta escritura sobre uno mismo, mucho más sincera y directa que las memorias autobiográficas, que siempre pasan un filtro que los hacen menos sinceros. Los diarios de Jünger me parecen extraordinarios y un testimonio humano e histórico impagable. El libro puede ser leído pero pienso que su interés está muy circunscrito a los que han leído en profundidad la obra de Jünger.
También hay que reconocer el valor que continua teniendo hoy su testimonio vital, muy bien reflejado en las inteligentes entrevistas de los italianos Antonio Gnoli y Franco Volpi (
Los titanes venideros) o el francés Julien Hervier (
Conversaciones con Ernst Jünger), ambas dirigidas a un viejo Júnger con una perspectiva serena sobre su propia vida en el recorrido de todo el siglo XX.