Escrito por Luis Roca Jusmet
El otro día ví casualmente esta película. No tenía ninguna referencia. La película es "El ladrón de palabras."
La película no cabó de convencerme. le faltaba veracidad. Está dirigida correctamente por dos directores nóveles : Brian Klugman y Lee Sternthal, pero el film necesita algo más que corrección : necesita fuerza expresiva para conmover radicalmente al espectador. No lo consiguen. El protagonista, el actor Bradley Cooper, tampoco está a la altura. Menos aún las actrices secundarias. Jeremy Irons y Dennis Quaid si utilizan su buen hacer para hacer credibles sus personajes, pero el conjunto falla.
Ahora bien, el film, que tiene un buen guión y presenta dos problemáticas muy interesantes.
La primera es de la relación entre la vida y la literatura. La literatura es la transformación estética de la vida. ¿ Hasta que punto podemos decir que es esta transformación estética la que da sentido a la vida del escritor ? Para mí este sería el sentido más importante de la palabra
sublimación que introdujo Freud. Puede consistir en hacerde la vida un arte ( como decía Foucault) o también la de transformar la vida en literatura, como hace el escritor.
¿ Pero no sacrificamos la propia vida al hacerlo ? Marcel Proust se pasa la segunda parte de su vida escribiendo lo que le pasó en la primera. ¿ Es esto vivir ?
En realidad Zizek tenía razón cuando decía que la pregunta importante sobre lo virtual no es si sustituye o no a lo real, sino cual es su nivel de realidad. El lenguaje asesina la cosa, dijo Lacan. Nuestro mundo ya no es inmediato, es siempre simbólico. No podemos separar lo real ( la vida inmediata) de lo simbólico ( la mediación lingüística). Es una relación compleja. Hay en la película momentos interesantes sobre el vínculo entre lo vivido y la palabra que lo describe. También sobre el poder que tiene el autor sobre su obra.
Pero hay una segunda problemática que aparece en la película que para mí todavía es más interesante. Se trata de la responsabilidad y la culpa. Aquí sí que soy muy nietzscheano. La culpa es un autocastigo, es una de las claves del cristianismo. No creo que sea su invención pero en todo caso sí es el mecanismo interno que ha potenciado para encadenarnos a la ley que impone la religión. Spinoza, por ejemplo, la describe como una pasión triste, como una idea inadecuada. La culpa nos vuelve cobardes con respecto a nosotros mismos, nos hace renegar de nuestras propias acciones. la máxima cobardía, también decía Nietzsche. Tenía razón. Hay que ser responsable de lo que hacemos. Esto quiere decir asumir el acto y sus consecuencias. El joven protagonista quisiera volver atrás y como no puede quiere borrar su acto. Pero nadie tiene derecho a borrar nada : ni delante de sí ni delante de los otros. Somos nosotros los que nos equivocamos. Somos el producto de nuestras decisiones, decía Woody Allen al final de su gran película "Delitos y faltas". Todos cargamos con acciones monstruosas, dice el protagonista, Martin Landau. Esta es una de las mejores obras de Woody Allen, también sobre el tema de la culpa y la responsabilidad. hay que asumir todas las consecuencias. hace falta mucho valor para hacerlo, para mirarnos a la cara a nosotros mismos sabiendo lo que cargamos. Es la primera transformación, decía Nietzsche, transformarse en un camello. Solo así seremos libres, asumiendo nuestra vida en su conjunto. Lo que nos gusta y también lo que no. Hay que aprender a sostenerlo.