Escrito por Luis Roca Jusmet
Jacques Rancière es uno de los filósofos franceses vivos más interesantes. En la traducción española
El tiempo de la igualdad de su libro
En tant pis pour le gens fatigués habla ampliamente de muchos otros pensadores, entre los cuales Michel Foucault. Las opiniones de Rancière son interesantes, no solo porque siempre lo es oir lo que dice un gran pensador de otro gran pensador sino sobre todo por lo que dicen sobre la política y la estética. Rancière habla de un Foucault que ya no puede responder. Aunque lo hace con respeto, por supuesto. Más acorde con lo que dice Foucault que con lo que dice Rancière, intentaré responder a las críticas que la hace éste al anterior.Jacques Rancière plantea, de entrada, que Foucault le influenció, sobre todo a partir de su noción de
arqueología,entendida como la voluntad de pensar las condiciones de posibilidad de una forma enunciativa o la constitución de un objeto. Rancière dice que Foucault no habla de política ni del sujeto político. La política para Rancière es la acción de los sin-parte frente al orden establecido y a los lugares asignados. Es la división que establece la policía ( los gobernantes) a los sujetos. La política es la democracia, es decir, el dispositivo de enunciación y de manifestación de un colectivo que no acepta este reparto. Foucault dice, no habla de política, habla de policía porque habla de tecnologías de poder. Foucualt, dice, no habla de subjetivización política, que es colectiva, sino de un sujeto que se ocupa de sí mismo. Foucualt no habla de política porque no le interesa, ni teórica ni prácticamente. Foucault habla de gobierno de sí y de gobierno de los otros, habla de tecnologías de poder y esto, para Rancière, no es política. Es el Estado policial y las resistencias que produce, no la acción política democrática de los que se oponen y crean alternativas.Tampoco para Rancière es política la estética de la existencia de Foucault, ya que es una pura estilización de las conductas privadas. Para Rancière la estética es el reparto de lo sensible común. La distribución de los espacios de los cuerpos, de lo que podemos ver y decir. Pero más allá de la crítica es interesante pensar lo que tienen en común. No pertenecen a la misma generación ( Foucualt nació en 1926 y Rancière en 1942) pero tampoco a generaciones diferentes. Están atravesados por el Mayo del 68 y por la influencia de Althusser. Lo que éste nos enseñó a todos ( y a ellos especialmente) es que la ideología no es solo un discurso ( simbólico) ni una red mental ( imaginario). Ni siquiera una manera de ver y de sentir sino también unas prácticas. Contra la ideología como discurso, como imaginario y como práctica establecido combatieron tanto Foucault como Rancière. Buscaron otros horizontes más allá de la ideología dominante. Y los dos estuvieron siempre del lado de los exlluidos, defendieron su verdad. Los dos odiaron el Estado. Quizás vinculados, en el fondo, a tradiciones políticas diferentes : el liberalismo en Foucault o el anarquismo en Rancière. Incluso, a nivel anecdótico, podemos imaginarnos a un Foucault cuarentón fascinando con sus discursos a los jóvenes maoístas post-mayo del 68, entre los cuales ¿ porqué no ? podría encontrarse el joven Rancière.
Pienso que Rancière habla de política en un sentido muy parcial cuando habla de Foucault. Considera que la política es un momento excepcional, en el que un colectivo es capaz de cuestionar el orden establecido y establecer nuevas formas de vida y de organización .Al resto le llama policía, y aunque considere que pueden haber mejores y peores policías, con este nombre desvirtúa la política ordinaria, que es la acción de gobernar.
Foucault, en cambio, después de un análisis muy preciso de las relaciones de poder, analizar el estado y sus formas de gobierno. Esto es política. Respecto a la estética de Foucault es cierto que éste la introduce básicamente en el ámbito de lo privado, pero también lo es que no podemos reducirlo todo a lo público, a lo común. Hay que mantener el equilibrio. El radicalismo reduccionista de Rancière imposibilita captar los matices de la política y de la estética que plantea Foucault . Por esto me parece muy cuestionable su crítica a Foucault, lo cual no quiere decir que siga pensando que vale la pena leer a Rancière y pensar sobre lo que dice, aunque sea para cuestionarlo siempre nos hace subir el nivel de nuestro análisis político.