Escrito por Luis Roca Jusmet
Nietzsche escupe sobre la política, es el antipolítico por excelencia. Su doctrina es la del distanciamiento total del hombre respecto a los intereses sociales y políticos. Pero a menudo pretende enmascarar esta naturaleza y entonces habla con fruición de política. Esto es debido a la actitud mundana del filósofo, a una cierta vanidad y entrometimiento, a su presunción de ver mejor que los demás incluso en cuestiones humanas, demasiado humanas, o en la exaltación de una inminente locura. Giorgio Colli
Siguiendo el debate sobre Nietzsche y la política, voy a analizar la postura de Colli y Montinari, editores críticos de su obra, sobre el tema. Es totalmente opuesta a la hipótesis de Nicolás Gonzalez Valera, que afirma que la propuesta de Nietzsche es esencialmente política. Voy a basarme sobre todo en el excelente estudio de Sandro Barbera en su artículo "El Nietzsche apolítico de Colli y Montinari" traducido por Héctor Julio Pérez López en el número 7 de la revista
Res pública el año 2001 y que fácilmente puede encontrarse en Internet. Sandro Barbera es Profesor Titular de Lenguas Extranjeras de la Universidad de Padua, traductor al italiano de los manuscritos de Schopenhauer y uno de los actuales estudiosos de la obra de Nietzsche más reconocidos. También utilizaré mi propia lectura de casi toda la obra de Nietzsche y de los dos libros en los que Colli habla en profundidad de Nietzsche :
Después de Nietzsche ( escrito en 1974 y traducido por Carmen Artal para Anagrama el año 1978) y El libro de nuestra crisis ( los textos póstumos publicados por su hijo Enrico Colli bajo el título de
La ragione errabunda en 1982 y traducidos por Narcís Aragay para Paidós el año 1991). Del mismo Aragay utilizaré el magnífico estudio que hace sobre el tratamiento de Colli sobre Nietzsche en el primer capítulo ("Valoración de la obra de Nietzsche) de su libro
Origen y decadencia del logos. Giorgio Colli y la afirmación del pensamiento trágico ( Anthropos, 1993)
En todo caso, es un artículo no académico en el que me tomo mis licencias, aunque intento no mezclar lo que dice Sandro Barbera, lo que dice Colli y lo que digo yo mismo. Todo ello con la intención de ir aportando materiales para todos los interesados en la obra de Nietzsche.
Contextualicemos, de entrada,quienes son Colli y Montinari y cual fue el proceso de la edición crítica de sus obras. Giorgio Colli nace en 1917. En 1943, en pleno auge del fascismo enseña en un instituto de secundario desde una posición política claramente antifascista, que le obligará a huir el año siguiente, cuando Mussolini funda la República de Saló. Según explica Mazzimo Montinari, que entonces tenía 16 años, las lecciones sobre Nietzsche de Colli eran una apasionante introducción a la filosofía, totalmente al margen y en contra del ambiente fascista del momento. El mismo Montinari se afilia al Partido Comunista Italiano poco tiempo después y se dedicará integramente al trabajo político en la organización hasta el año 1958, cuando tenía treinta años. Abandona el partido por el cuestionamiento de las posiciones del PCI, poco críticas para Montinari con la URSS.
El año 1958, Colli, que tenía entonces 41 años, se disponía a traducir la obra completa de Nietzsche al italiano. Su encuentro casual con Montaniri, con una formación historicista, le sugiere la posibilidad de un trabajo conjunto en esta tarea. Montaniri acepta. La dimensión de esta traducción italiana superará el objetivo inicial porque los dos traductores se proponen un edición crítica definitiva de la obra de Nietzsche . El objetivo es inmunezarlo frente a las manipulaciones de su obra que tienen su origen en la publicación por parte de su hermana Elisabeth del libro
La voluntad de poder, que presentó como su obra definitiva. El libro en cuestión fue producto de una reconstrucción totalmente parcial y distorsionada de sus fragmentos póstumos. Como es sabido el marido de Elisabeth estaba casada con un dirigente antisemita y aplaudió a Hitler, al que llegó a entregar como símbolo de su adhesión el bastón de su hermano, ya muerto. Como también es conocido Nietzsche tenía aversión hacia su hermana y un total menosprecio hacia su cuñado, así como un gran desdén por los movimientos antisemitas que aparecían en Alemania. Colli y Montinari editan entonces una edición crítica, que a partir de entonces será la referencia más aceptada. El exquisito traductor español de la mayoría de textos de Nietzsche, Andrés Sanchez Pascual, se basa en ella.Giorgio Colli es uno de los grandes filósofos italianos de la segunda mitad del siglo XX ( junto a Enmanuel Severino, Remo Bodei o Giorgio Agamben). Colli crea una filosofía original, que desarrolla de manera más clara en su libro
Filosofía de la expresión ( publicada por el autor en 1969 y traducida en 1996 por Miguel Morey para la Editorial Siruela).Sus basesson la filosofía griega, Schopenhauer y Nietzsche. De hecho, para Colli, no puede entenderse la filosofía de Nietzsche sin remitirse a Schopenhauer. En el prólogo a la edición crítica de las obras de Nietzsche dice claramente que el filósofo no necesita ser interpretado porque ya se explica en su obra. Su trabajo no es una interpretación sino una acción que sea definitiva contra la distorsión de su obra que se hizo a partir de la manipulación de su hermana cuando publica
La voluntad de poder. Casi podríamos considerar que es una terapia contra la enfermedad ( la tergiversación posterior de Nietzsche). Lo Colli propone es un método de lectura. Método que se basa en tres dicotomías a) lo esotérico/lo exotérico; b) lo actual/inactual; c) lo afirmativo/lo negativo. La verdad es que no acabo de entender bien la última dicotomía. La primera sí me parece clara : en la medida en que Nietzsche prioriza la intuición frente al discurso argumentativo hay elementos visionarios ( yo utilizaría esta palabra más que la de místico) que no pueden formularse. El tema es rico e interesante. Se remite a la propia visión que tiene Colli del nacimiento de la filosofía, que viene a ser la pérdida de la sabiduría y la sutitución por la dialéctica y por la escritura. La cuestión es compleja. Nietzsche no defiende la argumentación, el razonamiento ni la lógica. Esto es para Colli una limitación de Nietzsche, al que le falta método y disposición lógica. Pero con la escritura pasa lo contrario: hay en Nietzsche, considera Colli, un exceso de escritura. Pero hay en Nietzsche una ruptura estilística con la tradición filosófica. El filósofo escribe sentado, tejiendo y destejiendo los textos canónicos de la propia tradición filosófica. Nietzsche piensa caminando, lo cual quiere decir que el pensar es un acto liberado del texto, de la lectura. Y quiere decir que la escritura es la transcripción de lo pensado, que para Nietzsche es lo vivido. En sus solitarios paseos, Nietzsche vive pensando. Lo que piensa es lo que vive. El ejemplo más claro es el eterno retorno. Nietzsche explica en
Ecce Homo su experiencia visionaria del eterno retorno y nos dice que s su pensamiento fundamental. Pero nunca explica lo que significa. Porque no puede expresar esta gran intuición. La escritura siempre es siempre una falsificación: esta es una de las grandes aportaciones de Nietzsche. Pero, dice Colli, solo la aplica a medias. Porque, continúa Colli, Nietzsche no acaba de entender que no existe la vida, por un lado, y la representación. Como tampoco lo entendió Schopenhauer, al hablar de la voluntad y de la representación como realidades diferentes. La vida, dice Colli, es representación. No hay nada más allá de la representación. Al buscar ( tanto Schopenhauer como Nietzsche) un más allá, un fundamento de la representación, caen en la metafísica de la voluntad. El presente, dice Colli, ya es recuerdo y, por tanto, representación. Hay, dice Colli, una intuición que es una experiencia diferente, que es una representación que en cierta forma está fuera del espacio y el tiempo, de la división del sujeto y del objeto. Pueden coincidir en ella lo universal y lo singular. De ella hablan Platón Y Spinoza. El sujeto es una ficción, solo hay conexiones, interacciones. Pero este error se basa también en el principio de la individualidad, continua Colli, que mantienen tanto Schopenhauer como Nietzsche. Ni los griegos ni los hindúes lo aceptaron : el individuo forma parte de los procesos, no está separado de ellos. Me he extendido en este punto porque me parece sugerente. No tiene nada que ver con la política, desde luego. Pero esta es la cuestión : lo más potente de Nietzsche no tiene que ver con la política. No hay aquí una cierta lectura política de Nietzsche desde la izquierda heterodoxa de un Bataille, Foucault o Deleuze. Aquí también pondría una cierta reserva pero es posible que podamos afirmar, con todos los matices, que lo que estos autores dan la vuelta a Nietzsche en una posible lectura desde lo que podríamos llamar, en sentido muy amplio, la izquierda. Colli no lo hace y aquí pasamos a la diferencia entre lo actual y lo inactual en Nietzsche. Para Nietzsche lo inactual, como lo que acabamos de plantear, es lo realmente interesante de Nietzsche. Nietzsche, como Schopenhauer, son los últimos filósofos trágicos ( o quizás simplemente los últimos filósofos), los últimos que nos enseñan algo sobre la vida y su nobleza. Porque son capaces de distanciarse de su tiempo. Pero tanto uno como otro tienen sus defectos personales, son hombres difíciles, de mal carácter, de un egocentrismo que los hace algo insoportables. Nietzsche quiere además, como formula Colli en el texto que precede el artículo, ser actual, decir cosas sobre el presente, sobre su época. Lee mucho, con materiales heterogéneos de diversa calidad sobre lo que ocurre. Quizás cada vez menos. Así la política es, para Colli, una actividad desenfadada, frívola de Nietzsche ( justamente lo contrario de lo que quiere demostrar Nicolás Gonzalez Varela). Colli dice que su pensamiento destruye cualquier creencia política. En este sentido, sus polémicas ( las que apunta N.G.V.) son siempre fantoches múltiples, dice. Cuando lo inactual se rige por lo actual sus resultados son siempre de segundo rango. La última dicotomía es entre lo afirmativo/lo negativo. Aquí no le sigo, porque me parece que la apuesta trágica de Nietzsche por la vida incluye lo negativo en lo afirmativo pero entendiendo como lo negativo el dolor. Nietzsche no quiere el dolor, en un aforismo de la
Gaya Ciencia lo dice muy claro : “El placer es más profundo que el dolor, solo él quiere permanecer.” El dolor es lo inevitable porque vivir significa también experimentar dolor. Me parece una distorsión considerar que Nietzsche hace una apología del dolor. El dolor no nos hace mejores, dice en algún momento. Pero ¿ de que dolor está hablando ? Habla del dolor físico y también del dolor emocional y del odio. Pero no se refiere a las pasiones tristes, como diría Spinoza, exceptuando la venganza. Aquí hay una diferencia entre ambos. Es la envidia, la impotencia el resentimiento lo que constituye para Nietzsche la expresión del odio a la vida. Hay una cierta obsesión en Colli por el problema del dolor en la existencia humana, que le lleva a considerar como la máxima intuición de Schopenhauer y de Nietzsche.Concluyo con los comentarios de Sandro Barbera sobre Montinari, del que no he leído nada. Montinari recuerda, y esto es interesante, como escuchaba fascinado, en su adolescencia, al joven profesor de instituto Colli explicando a un Niertzsche totalmente distinto del que seducía a D´Annunzio y los fascistas de su época. Después se dedicó plenamente a la militancia comunista y adquirió una formación historicista de la mano de Delio Cantimori, especializado en la historia de las herejías. Junto a Colli lo considerará siempre su maestro. Aquí conviven en su interior el historicismo de Cantimori con el antihistoricismo de Colli. Hay aquí una tensión, como también la hay entre la postura política de izquierdas de Montinari y su pasión por Nietzsche. Aquí Montinari resuelve la cuestión, plantea Sandro Barbera, de la siguiente manera : no hay un Nietzsche auténtico. Nietzsche se inventa máscaras de sí mismo y la mejor aproximación es el equilibrio entre estas máscaras. Ni siquiera su edición crítica es una garantía de autencticidad. Lo que sí hay es un Nietzsche que se mueve en la esfera cultural que podemos diferenciar del que se mueve en la esfera política. Seguirá el planteamiento Jacob Burckhardt, tan denostado por N.G.V. como un terrible reaccionario. La cultura son dinámicas y procesos, algo vivo que el Estado y las instituciones quieren petrificar. Este es el Nietzsche que nos interesa ( a él y a mí).En todo caso tenemos aquí nuevos materiales para continuar la reflexión, que no es ni académica ni tampoco fiscalizadora. Es la reflexión sobre lo que puede aportarnos la lectura de Nietzsche. Que cada cual decida.