Escrito por Luis Roca Jusmet
¿ Cual es el papel de la imaginación en la vida humana ? ¿ Cual es su función real y cuando es un obstáculo para nuestra vida ? Estas son las preguntas que me he formulado durante bastante tiempo. Estas preguntas me llevaron al concepto de
lo imaginario y a la elaboración y publicación de un libro (
Redes y obstáculos, Editorial Universitaria, 2011). En el libro me decanté por una concepción materialista del tema, basada sobre todo en los trabajos de Lacan y Castoriadis ( en este blog hay una entrada que sintetiza el debate entre ambos). Descartaba las concepciones más espiritualistas de la hermenéutica simbólica ( Jung, Mircea Eliade, Gilbert Durant) o vinculadas a tradiciones religiosas ( como la del islam, en el caso de Henri Corbin).
La conclusión a la que he llegado es la siguiente. Los humanos somos estructuras dinámicas que generamos una realidad psiquica a partir de redes neuronales plásticas. Es lo que se llama emergentismo, entre el dualismo y el materialismo reduccionista que reduce la mente al cerebro. Esta realidad psíquica no es ninguna substancia sino una red producida pero autónoma de la red neuronal y que tiene un funcionamiento diferente de esta porque conlleva una lógica propia, que es la que rige nuestra vida. No hay una separación y Francisco Varela tiene razón cuando se refiere a ella como algo corporizado ( hay otra entrada al respecto). Una vez aclarado esto pienso que debemos seguir el diálogo entre neurociencias y psicoanálisis ( nueva entrada) para entender lo que ocurre. Memorizamos nuestra percepciones, que quedan registradas en esta red, que finalmente está formada por sus interconexiones y la carga energética ( Freud) o marcador somático ( Damasio) a la que están ligadas. Es decir que tenemos representaciones ligadas a emociones. Pero estas representaciones son imágenes ligadas a palabras ( significantes). Las palabras tienen también una lógica propia, que es la de la lengua). A todo esto le llamé imaginario lingüístico.
Cuando hablamos de imaginación hablamos de la capacidad de producir imágenes fuera de la percepción. Es decir a las imágenes que no son resultado de la percepción sensible. Estas imágenes son entonces o un resto de lo percibido o son una transformación de las anteriores. El recuerdo es entonces la actualización de lo que tenemos registrado en la memoria, que de esta manera hacemos consciente. El psicoanálisis ya nos enseñó que una parte es preconsciente y puede hacerse consciente y la otra es inconsciente y tiene una resistencia a aparecer de manera consciente porque la acción represiva se mantiene constante.
Pero hay otra función de la imaginación que consiste en representar mundos posibles, que es lo que podemos llamar imaginación creativa.. Es lo que hace el artista, imagina un mundo posible y los plasma de diferentes maneras : a través de palabras, imágenes pintadas o esculpidas, imágenes sonoras en la música. La imaginación tiene entonces una función artística.
De todas maneras la función de la imaginación creativa en la vida cotidiana es lo que me parece más interesante. Esta función puede ser positiva o negativa en la medida es que, siguiendo a Spinoza, genere potencia y alegría o. por el contrario, pasiones tristes. Sostengo que la imaginación creativa, aplicada al pasado, es un elemento de distorsión. Imaginar lo que podía haber pasado es un elemento que falsea nuestra propia experiencia. Porque lo único que pasa es lo que que ha pasado, dada la interacción de factores internos y externos condicionantes que coinciden en un momento dado. Este esta es la manera como puedo complementar mi supuesto de la libertad con mi concepción determinista de lo real. El determinismo no es nunca uniltareal, siempre es complejo. Los humanos somos libres porque podemos decidir, es decir, autodeterminarnos. Esto quiere decir que podemos decidir, distanciándonos de los condicionamientos internos y externos. Para decidir hemos de imaginar posibilidades diferentes a las que nos conducen el conjunto de condicionantes que operan en un momento dado. Pero imaginar lo que podríamos haber hecho es negativo en la medida en que nos lleva al error de considerar que podíamos haber actuado de manera diferente. En realidad podríamos haber actuado de manera diferente si las circunstancias ( aunque sean internas ) fueran otras. Lo posible, lo necesario y lo real coinciden una vez que las cosas ocurren. hay que entender lo que pasa y porque pasa. Y aceptar las consecuencias, responsablemente. ¿ Tiene sentido la culpa ? Es una sanción interna que experimentamos cuando no hacemos lo correcto. Tiene sentido : quiere decir que no hicimos lo que debimos. Es un mecanismo de control social y religioso, quizás inevitable como decía Freud. O el mismo Lacan, que decía que nos protegía d ela angustia. Pero debe ser razonable, mesurado y ligado a la responsabilidad más que al autocastigo. No volvamos sobre lo hecho, imaginando otras opciones.Nos aparta de lo real para trasladarnos a lo irreal. Hay que entender lo que pasa, no imaginar lo que podría haber pasado.
La imaginación debe orientarse al futuro, peor no de cualquier manera. Es el espacio de la libertad, como no s enseñó Sartre. Lo real viene por la percepción y lo posible por la imaginación. La imaginación nos permite abrir nuestro horizonte, crear nuevas realidades. El mundo es un proceso abierto, que vamos creando a partir de nuestras acciones. Esto quiere decir que nuestros actos son un elemento condicionante más que podemos decidir. Pero es importante que la imaginación quede subordinada a lo que nuestra percepción y recuerdos nos presentan como posible. De otra manera generamos ilusiones, que siempre conducen a su contrario, la desilusión.
El papel de la imaginación es mostrarnos lo que es deseable y como alcanzarlo. Se convierte así en la condición de nuestra libertad. Es la red que va tejiendo una vida creativa.Cuando nos aparta de lo real o de lo posible, entonces se convierte en un obstáculo.