Escrito por Luis Roca Jusmet
Fuí a ver "Searching for sugar man" ( "Buscando al hombre de azúcar". La película pintaba raro pero una persona fiable le dijo a mi mujer que no se la perdiera y fuimos a verla. La historia empieza a finales de los años 60 dos importantes produntores musicales se enteran por azar de la existencia de un hombre que canta de vez en cuando, en un pequeño bar de Detroit. Van a verlo porque les cuenta maravillas de su música, de su voz y de las letras que compone. Es un obrero de la construcción , de origen mejicano,que vive en condiciones precarias. Los productores quedan impresionados por el cantautor, Sixto Rodriguez. Le graban un disco y es un fracaso total. Todo se pierde en el olvido. Al cabo de viente años llega a la Sudáfrica del "apartheid" una grabación pirata del disco. Unos productores editan el disco sin contactar con el autor y se convierte en un gran éxito. Rodriguez será en Suráfrica tan conocido como los Rolling Stones o Bob Dylan. No solo esto sino que se convierte en un símbolo contra el "apartheid".
A partir de aquí unos periodistas investigaran sobre Rodriguez y los mitos creados en torno a su suicidio en el escenario. Un viaje apasionante.
La película es mágica por la manera como el director Malik Bendjelloul, ha construido la historia, combinando entrevista, montajes visuales, grabaciones en directo y música. Es un auténtico goce escuchar y ver la película. Pero hay también dos cuestiones que plantea la película que me parecen filosóficamente muy interesantes. Una es el del Destino y el azar.
Destino es una palabra ambigua pero siempre se refiere a lo que nesariamente había de pasar. Sea por la Providencia divina o por cualquier Fuerza Superior hay el cumplimiento de algo que debía pasar. El azar es lo contrario, es la contingencia de lo que ocurre. El azar se dice con minúsculas. Hace referencia a que las cosas pasan porque coinciden una serie de factores, que en conjunto determinan lo que pasa. Pero no hay causas finales, ni leyes ni razones que lo determinan. El éxito y el fracaso, pasan como podría no pasar. Los azares son lo que determinan lo que ocurre con la música de Rodriguez.
Hay otra reflexión sobre el sentido o el valor de la vida a partir de una apuesta ético-estética que transforma lo ordinario en estraordinario. Como dice un obrero que aparece en el film, hay una capacidad del protagonista, casi alquímica, de transformar en algo valioso lo más cutre. Como existe una elegancia interna que no tiene nada que ver con la distinción de clase. Como hay vidas generosas, austeras y coherentes que puede contrarestrarrestar la miseria humana que nos toca comtemplar en un mundo dominado por la codicia.