Escrito por Luis Roca Jusmet
Los partidos políticos son sociedades secretas primitivas; el Wigwan de Tammany; el caucus, conciábulo de viejos; la mafia; las cábalas. Aún se llevan siempre en secreto las negociaciones en una habitación llena de humo. Los partidos políticos son conspiraciones para usurpar el poder del padre, "el sacar la espada del Soberano". Los partidos políticos son fraternidades antagónicas o "moieties", una competencia entre azules y verdes en el Hipódromo; un agón entre Vendedor de Pellejo y Vendedor de Salchichón para subvertir el Viejo demos; una competencia esquimal con tambores; organizada para ganar mediante confusión de los problemas y no mediante acuerdo sobre principios; en una ordalía primitiva o lotería en que la lucha es justícia y la fuerza hace justícia.. Norman O. Brown
La democracia originaria, la ateniense, no contemplaba en absoluto la necesidad de partidos políticos en la práctica democrática. Otra cosa es que existiesen como organizaciones que agrupaban a gente con intereses o ideas afines. Pero estaban al margen de las instituciones. En Atenas ni existía el político profesional ni las elecciones. El político profesional no existía porque favorecía la oligarquía, es decir, la creación de un grupo de gente, cuyo oficio era gobernar. Esto quiere decir que era su profesión y por tanto sus intereses estaban ligados a ella. ¿ Como podían gobernar los ciudadanos si había gente que lo habían transformado en su oficio y harían de ello una fuente de privelgios y de intereses propios ? Tampoco había elecciones : si la democracia era igualdad y poder para cualquiera ¿ por que elegir a unos y no otros ? Ni siquiera el criterio de elegir a los mejores valdría, porque es un criterio aristocrático. Rancière y Castoriades nos lo han recordado muy certeramente.
No voy ha hacer una historia de los partidos políticos, aunque debería hacerse. Solo señalar que la degradación de las democracias contemporáneas viene de dos fuentes. La primera es que estamos en un Sistema-Mundo Capitalista, que es una Economía-Mundo donde domina la lógica económica global y por tanto el poder económico sobre el político. La segunda es que se ha creado una burocracia política a partir de gobernantes separados de los ciudadanos. Es un régimen oligárquico, aunque mantenga elementos democráticos como el sufragio universal o las libertades políticas. Es oligárquico porque los partidos políticos son estructuras de poder oligárquicas. Estructuras oligárquicas que tiene un funcionamiento oligárquico. ya lo advirtió un sociólogo como Robert Mitchels, que aunque era una reaccionario fue reconocido en la agudeza de su análisis por el propio Manuel Sacristán. Los partidos no son solo oligárquicos sino que funcionan cada vez más como una empresa, con su lógica económica de servir a us propios intereses y sometidos al mundo publicitario.
Pero los partidos cumplen una función identitaria. Crean mecanismos de identificación entre la gente: militantes y simpatizantes. Son referencias de identificación ideológica, es decir, cultural. Pero es una ideología basada en imágenes, palabras, símbolos y no en argumentaciones. Detrás pueden haber pocas diferencias, aunque los referentes ideológicos sean radicalmente diferentes.
Los partidos, como los nacionalismos y las religiones, potencian lo que Freud llamaba el narcisismo de las pequeñas diferencias. Lacan les llamó identificaciones imaginarias, en la línea de la definición del historiador Benedict Anderson de las naciones como
comunidades imaginadas. Potencian la diferencia entre
Nosotros y ellos, con lo que eliminan lo que tenemos de común los humanos y cada uno de nosotros de singular. Zizek acertó cuando reivindicaba el Kant de lo público ( lo universal frente a lo privado ( que no es lo singular sino lo particular : lo nacional, lo grupal.
Hablando de la sociedad moderna hay que potenciar lo universal y lo singular frente a lo tribal ( naciones, partidos, religiones), que es un sentimiento que genera homogeneidad entre el grupo y enfrentamiento con los otros grupos. las sociedades tradicionales eran otro mundo. Que el pueblo sahariano o los indios de Ecuador puede tener sentido pero son restos de un mundo que no volverá. En todo caso es respetable. Más discutible sería el pueblo tibetano, por ejemplo, pero es otra historia.
En todo caso los partidos son hoy estructuras oligárquicas de poder y fetiches que generan identificaciones excluyentes. Amaryrta Sen nos ha advertido muy bien contra la ilusión sectaria y posiblemente violenta que genera. No tengo una respuesta precisa, no soy capaz de pronunciarme en contra de los partidos políticos de manera radical, pero es importante tener en cuenta muy críticamente su existencia y empezar a pensar fórmulas alternativas.