Escrito por Luis Roca Jusmet
Para ser buen filósofo hay que ser seco, claro, sin ilusiones. Un banquero que haya hecho fortuna posee una parte del carácter requerido para hacer descubrimientos en filosofía, es decir, para ver claro en lo que es.Stendhal
Que Nietzsche cite esta referencia de Stendhal ( un escritor al que admiraba) puede resultar imverosimil para los que tengan una imagen tópica de Nietzsche, pero no para los que sean capaces de captar sus múltiples rostros.Nietzsche va introduciendo en sus textos diversas definiciones de lo que es para él la filosofía. He seleccionado aquí un itinerario que va desde
El viajero y su sombra, Aurora y
La gaya ciencia hasta
Ecce homo , pasando por
Más allá del bien y el mal, El crepúsculo de los idólos y La genealogía de la moral. La filosofía tiene, para Nietzsche, un carácter ambivalente. Su procedencia está siempre enraizada en el cuerpo, un cuerpo que quiere vivir o un cuerpo que quiere morir. O bien expresa una voluntad de poder expansiva, creativa, que se expresa a través de la filosofía. O bien la voluntad de poder de los impotentes, de la vida decadente. Surge de la riqueza o de la pobreza. Desde la salud, la filosofía es un arte de vida y desde la enfermedad, un consuelo para sostener la miseria vital. Es entonces la rabia secreta contra la vida, del resentido contra la vida. Esta es la que ha orientado en gran parte la historia de nuestra filosofía.
La filosofía es crítica, dice también Nietzsche, como maestro que es de la sospecha, ha de ser desconfiada. Debe desenmascarar la psicología oculta de los idealistas, que niegan el mundo real para sustituirlo por sus idealizaciones imaginarias. Los malos filósofos son dogmáticos y se inventan mentiras interesadas, siempre al servicio de sus motivaciones de resentidos contra la vida. El nombre de esta ficción es moral. Hay que preguntar filosóficamente a martillazos contra estos edificios conceptuales de la mala filosofía, la metafísica. El dogmatismo es la huida del mundo verdadero, que son los procesos sensibles, el devenir de lo vivo, Es la angustia que lo produce como remedio a la incertidumbre de la vida. El que no soporta el fluir siempre imprevisible de la vida es el que elabora las construcciones metafísicas ( o religiosas). La Voluntad de Verdad es un prejuicio : es la voluntad de creerse las propias ilusiones. Todo lo que los filósofos han venido manejando durante milenios son bombas conceptuales, pura idolatría de lo abstracto. Ser filósofo se ha convertido en ser una momia, en la representación del mono-teismo con mímica de sepulturero. Es decir, en la negación de los sentidos, del cuerpo, de la vida que fluye en el devenir. Los filósofos confunden lo último con lo primero. Lo más abstracto es lo más pobre, el último humo de la realidad que se evapora... Pero Nietzsche es un pensador de matices. Es capaz de defender al Platón, al que tanto critica, de la mirada de los modernos, que todo lo empequeñecen. El último hombre, el nihilista que se ha adaptado a su condición, es el que todo lo degrada. Hay que buscar un nueva manera de filosofar. Así, como dice Badiou ( citando, junto a Nietzsche, a Wittgenstein y a Lacan) la antifilosofía es un estímulo para la filosofía muerta : la renueva transformándolo en algo vivo. Nietzsche filosofa con el martillo contra la filosofía académica. Lo hace para afirmar un nuevo sentido, ligado a la transmutación de valores. Es desde su máscara de espíritu libre ( manifestado sobre todo en su etapa de aforismos, mal llamada ilustrada :
Aurora, El viajero y su sombra, La gaya ciencia ). Hay algo de los filósofos antiguos que hay que recuperar, que es su mirada señorial. Nietzsche no soporta al científico, con su aire superior, falsamente neutral y objetivo. El filósofo debe reivindicar una mirada de pájaro, mirar desde lo alto. No porque se sienta superior sino porque abrir el horizonte. El filósofo debería ser la oposición a la ilusión moralista del resentido y a la frialdad indiferente del científico. El filósofo debe arriesgarse en lo que dice, vivir lo que piensa y pensar lo que vive. La alegría y el dolor de pensar la vida y de vivir lo pensado: no hay separación.Filosofar es vivir sin fundamentos.
¿ Quién será el filósofo del futuro ? se pregunta Nietzsche. Es en primer lugar espíritus libres, no dogmáticos, con un escepticismo de nuevo rango. Escépticos que no necesitan creencias para apostar por su perspectiva, para implicarse en ella. Desde aquí serán creadores de valores. La filosofía es un camino y un camino duro. El filósofo no cree en la Verdad pero sí en las verdades que va generando su propia experiencia. La filosofía, dice Nietzsche, es " vida voluntaria en el hielo y en las altas montañas, tal como yo lo he entendido y vivido hasta ahora, búsqueda de todo lo problemático y extraño en el existir, en todo lo proscrito hasta ahora por la moral...Una planta rara que aparece necesariamente por sus exigencias internas.
En su libro
Aurora Nietzsche define la filosofía como un arte de transfiguración, que transporta cada estado de la lejana forma más espiritual, que transforma la vida, es decir, la experiencia, en claridad y en llama."
¿ Para qué este artículo ? No tiene ni siquiera un valor académico, porque ni siquiera me he molestado en señalar las citas. ¿ No es un poco cínico reivindicar hoy las virtudes de los banqueros para los filósofos ? ¿ No será todo esto un juego retórico ? ¿ No nos están mostrando hoy que Nietzsche era un reaccionario ?
No hay justificación, solo un deseo. Este artículo es el resumen de las notas que fui tomando una vez como lector de Nietzsche. En este caso eran apuntes sobre la filosofía, en todos los libros que he citado. Para mí es importante porque me parece que apunta lo que dice un gran admirador suyo : Georges Bataille. La filosofía es una experiencia interior. Pero la filosofía es un significante con múltiples significados. ¿ Porque quedarnos con uno y rechazar a los otros ? Yo me quedo con el de Nietzsche y Bataille porque es el que mejor expresa mi propia experiencia subjetiva. Cuando Pierre Hadot dice que para los antiguos la filosofía era una forma de vida y esto quería decir que la filosofía nos ayudaba a vivir mejor, seguramente tiene razón. Pero nosotros, como Nietzsche ( mal que le pese) somos demasiado modernos, demasiado escépticos, demasiado críticos, para entender la filosofía de esta manera tan edificante. Restos quedan de estos sabios, como Emilio Lledó. O para hacer de la filosofía una guía para un mundo mejor, como pretende Habermas. Prefiero lo que decía otro filósofo influenciado por Nierzsche, Michel Foucault : la filosofía ni es un consuelo ni nos hará vivir mejor. ¿ o sí ? El mismo Foucault acabó buscando en los antiguos el material para entender la vida como un arte, como un estilo de existencia. Esta es la tensión del filósofo de la manera como lo entiendo yo. Creador de conceptos, decía Deleuze. Estaría bien.
Ya he dicho alguna vez que me defino como filósofo. No es vanidad. Señala únicamente una pasión, la pasión por el pensar. Lo más problemático, que es la extrañeza del propio vivir. Mientras tanto vivimos como podemos. Algunos enseñando filosofía, otros repartiendo cartas. Lo que no quiere decir que sea lo mismo. Enseñar filosofía es un ejercicio filosófico compartido. Toda una lección, sobre todo si te diriges a adolescentes no iniciados. Mientras tanto lidiamos con lo cotidiano como podemos. Pero hay un goce particular en este trabajo filosófico que no podemos decir de otra manera que la de una experiencia interior que nos transforma. Esta es la alquimia. Aunque sus aplicaciones prácticas en el vivir sean dudosas. El extraño placer de complicarse la vida. Ni más ni menos.
Tiene razón Cioran cuando dice que Nietzsche destruye ídolos pero acaba montándose uno nuevo, el del super-hombre. Colli tiene razón cuando critica todas sus insuficiencias y sus limitaciones, su mal carácter y sus reacciones de adolescente. Pero continúa, como yo, apasionado por su lectura. Porque hay en Nietzsche algo estimulante, porque tiene una fuerza expresiva que no es seducción retórica sino una llamada a la vida, que nos arrastra. Cioran, por supuesto, está demasiado cansado de Nietzsche pero lo está porque su propio cansancio de la vida.