Escrito por Luis Roca Jusmet
Soy determinista. Pero la manera como se entiende a veces el determinismo es confusa. Parece querer decir que estamos sometido a unas leyes que nos determinan. Se habla así de determinismo genético o social. Este determinismo es mecanicismo y no lo comparto. Me refiero a un determinismo entendido como resultado de una interacción de factores. Estos factores son externos pero sobre todo internos. Internos quiere decir que proceden de la manera como percibimos y como reaccionamos delante de unas circunstanciales. Decir que somos el resultado de la suma de la genética y el ambiente es totalmente simplista. Incluso lo es decir que lo somos de la interacción de la genética y el ambiente. La genética es la base y sobre ella construimos la experiencia, que nos va transformando. Spinoza ilumina la cuestión cuando nos enseña que la única manera de liberarnos de estos automatismos es entendiéndolos. Nos autodeterminamos, pero no nos elegimos. Esta es la paradoja.
Si vemos nuestros propios mecanismos internos podemos distanciarnos de ellos. Y es esta distancia la que nos da un margen de libertad, la que nos permite hacer algo diferente de lo que estamos espontáneamente determinados a hacer por nuestros condicionamientos personales.Pero que seamos o no capaces de hacerlo también está determinado por los condicionamientos de nuestra experiencia. Nadie se elige a sí mismo. Sartre se equivoca totalmente cuando dice que siempre elegimos, incluso no lo hacemos. La decisión no es la medida de nuestra libertad. La decisión es una ilusión. La decisión es lo que experimentamos subjetivamente cuando imaginamos que podemos hacer más de una cosa y elegimos una. Pero esta elección está determinada, sea mecánicamente o con este margen de distancia. La decisión es un producto de nuestra imaginación. Imaginamos que podemos hacer algo diferente de lo que hacemos cuando hacemos aquello a lo que estamos determinado. Lo cual no quiere decir que la ilusión también nos condicione: o la falta de ella. la libertad como libre albedrío es una ilusión. Pero somos libres, como dice Spinoza, cuando desarrollamos nuestro poder, nuestras capacidades.. Cuando nos dejamos determinar por lo que queremos, por lo que nos permite expresarnos, expandirnos. Es todo muy complejo y muy sutil.
¿ Decidimos ? Sí, lo hacemos cuando nuestra elección imagina más de una opción. Aunque no decidamos elegimos. Pero nuestras elecciones están determinadas por el resulta de la interacción de factores internos y sus circunstancias. Nosotros y nuestras circunstancias nos determinan. Pero, en principio, ni elegimos ni nuestras circunstancias ni lo que somos. Y si lo hacemos es en función de condicionamientos anteriores que nos conducirían a nuestro cuerpo genético y sus primeras experiencias.
Podemos elegir y elegimos. Otra cosa es que la elección es producto de la interacción de factores externos o internos.
¿ Libres ? Si entendemos por libre lo que se ha considerado el libre albedrío, es decir la capacidad de un ser humano de elegirse a sí mismo a partir de sus actos, entonces no lo somos. Nos definimos a partir de unos actos que forman parte de una cadena causal de la que formamos parte. Somos esta cadena causal que no hemos elegido.
¿ Responsables ? por supuesto. Hemos de responder de lo que hacemos porque sabemos lo que hacemos y las consecuencias que tiene. Es una ficción necesaria, un juego al que hemos de jugar. Nietzsche lo plantea muy lúcidamente : solo a partir del cristianismo se ha entendido la responsabilidad como consecuencia de la libertad.