Escrito por Luis Roca Jusmet Esta vez Martinez Marzoa, tan libre de espíritu como siempre, entra en el estudio de David Hume, un filósofo poco considerado por el núcleo más duro de la filosofía. Pero para el autor del libro, David Hume es el único filósofo ilustrado que merece ser considerado con este nombre. Cómo filósofo se pregunta que quiere decir que
algo es : lo hace desde la pregunta de la validez del discurso científico. El libro que sirve como base del ensayo es el
Tratado de la naturaleza humana, que aunque sea la primera obra de Hume es sin duda la más profunda y la más fresca.
Los conceptos claves de Hume (impresión, idea, causalidad, escepticismo, pasión) son destiladas por los agudos análisis de Martinez Marzoa, con su estilo siempre tan claro y tan denso al mismo tiempo. Pero siguiendo con su línea habitual no pretende hacer una monografía sobre un autor sino liberar su potencial filosófico, siempre relacionándolo con la tradición filosófica en que se enmarca. Por ello retoma la distinción entre la filosofía griega y la moderna, con el tramo intermedio que hay entre la filosofía helénica y la medieval. La filosofía ilustrada aparecería como antídoto de la filosofía medieva . Igualmente Martinez Marzoa relaciona a Hume con autores como Leibnitz .
Me parece especialmente sugerente dos cuestiones. la primera es su concepción de que en la modernidad ( en cuyo comienzo Hume ocupa un papel clave) la conducta es totalmente independiente del conocer. Contra más conocemos más aumenta la capacidad y la indeterminación en la acción, más posibilidades se abren. Es lo contrario de lo que ocurre en Grecia, donde el conocer determina el hacer. En este sentido estaría de acuerdo con los planteamientos de Pierre Hadot de que la filosofía antigua es una forma de vida. Tiene que ver también con la exigencia de Foucault de una verdad que transforma al sujeto.
También lo es su planteamiento de que lo contingente se abre al mundo moderno en la medida en que declina lo necesario. Las relaciones de causalidad son totalmente contingentes, todo podría ser de otra manera pero el conjunto de lo que es constituye el Uno-todo de las cosas. Todo podría ser diferente pero es de una determinada manera y todo es garantía de la totalidad. Si cualquier cosa fuera diferente de cómo es entonces también lo sería la Totalidad. Pero al perder su carácter necesario el Ser se corresponde en cierta manera con la Nada, ya que lo que es pierde su consistencia, dejar de tener un fundamento. Las cosas no pasan porque tengan que ocurrir. Las cosas, simplemente ocurren, pero sin justificación. ¿ Podrían ser diferentes ? Si podrían, pero solo con cambiar un detalle cambiaría el conjunto. Entonces el mundo sería otro del que es. El mundo de la contingencia es el que se abre con la modernidad.