Escrito por Luis Roca Jusmet
Hoy cumplo 60 años. Consideremos algunas metáforas al respecto,
Primera metáfora. La vida humana, como sugieren los chinos, puede entenderse según los ritmos de la naturaleza: primavera, verano, otoño e invierno. Si consideramos que una persona como yo ( que llega a esta edad relativamente en buenas condiciones ) podríamos decir que cada estación dura 24 años. Los primeros 24 años son la primavera, de los 24 a los 48 son el verano, de los 48 a los 72 son el otoño y de los 72 hasta los 94 ( ? ) el invierno. Si cada 12 años, como dicen los chinos, es un ciclo básico entonces con los 60 años estoy en la mitad del otoño de mi vida. Si la primavera es la infancia-adolescencia, el verano la juventud, el otoño la madurez y el invierno la vejez, entonces estoy en plena madurez.
Segunda metáfora. Cada uno de nosotros es una mónada y toda nuestra vida está contenida en nuestra esencia, en lo que somos, que es como un puzzle encaja con las otras mónadas. Estamos determinados desde nuestra concepción hasta nuestra muerte. El tiempo es la medida objetiva de este proceso, que ahora medimos con el reloj y es el que dice que hoy tengo 60 años. El tiempo es también la experiencia subjetiva de el proceso. Lo que experimentamos es la actualización de lo que está en potencia. La actualización definitiva es el momento de la muerte. Es como si nuestra vida fuera una película ya rodada que vamos contemplando. La contemplación es la experimentación del cuerpo.
Tercera metáfora. No somos sino un elemento de la totalidad. Nuestra individualidad es el producto de la ilusión de la separación. Nos creemos un entidad propia. Pero el proceso es global y total, y somos una pequeña parte de la totalidad. La libertad no es sino la ilusión de que no estamos determinados totalmente en un proceso acabado. Es tan real el presente, como el pasado como el futuro. La libertad es solo la capacidad que tienen algunos de decidir en función de su propia visión de las cosas. Pero incluso esta capacidad está determinada. Es la conciencia de la necesidad, igualmente determinada en su grado.
Cuarta metáfora. Ser capaz de ver la propia vida como este pequeño proceso que forma parte de un proceso cósmico global.
Acabo las metáforas. Voy al grano.La alegría y el amor son los motivos para seguir viviendo. Cuidarse de uno mismo y cuidar de los otros. Ir aprendiendo de la vida porque, por lo menos yo, todavía estoy de ida, aún no estoy de vuelta. Intentar que este mundo sea algo mejor. Los tiempos que vivimos son dificiles y no permiten grandes esperanzas. Pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad.
Como agnóstico pienso que esta es la única vida. Quiero aprovecharla. Vivir cada día como si fuera el último, sin desperdicio.Que así sea y a vuestro lado.