Escrito por Luis Roca Jusmet
Francisco Morente Valero, profesor titular de Historia Contemporánea en la UAB me parece una de las personas que mejor han tratado el tema del "derecho a decidir". Ha señalado la falacia del planteamiento. El derecho a decidir es una formulación retórica del movimiento independentista catalán. Nadie puede estar contra el derecho a decidir planteado en abstracto pero se ha de discutir quien decide, qué decide y en que condiciones. Estamos hablando de una consulta ilegal y con una información manipulada por los convocantes del referéndum, Que una consulta como esta sea ilegal no quiere decir que sea ilegítima desde el punto de vista de los derechos. Pero es una cuestión discutible que se ha de negociar. Aquí no hay negociación porque ninguna de las partes quiere hacerlo. Por otra parte hay una manipulación de la Historia de Cataluña y una presión sistemática a favor del imaginario independentista y contraespañolista. No hay un debate serio ni una información sobre las consecuencias de la independencia. Los que lo cuestionan son identificados con franquistas o con unionistas, en un lenguaje que compara lo que no es comparable, que es la cuestión irlandesa.
Lo que Francisco Valero Morente planteaba el otro día en un artículo aparecido en "El País" que planteaba que en el inicio de la transición se había hecho un esfuerzo por parte del PSC, el PSUC y CDC para entender Cataluña como un solo pueblo. Es decir, que hubo un esfuerzo para integrar a los catalanoparlantes con los castellanoparlantes, a los que se sentían más catalanes o más españoles. Y hablo aquí de los dos únicos elementos importantes : la lengua y la identificación subjetiva ( como "comunidades imaginadas") Porque hablar de cultura española o catalana en los tiempos que vivimos y más en Cataluña me parece absurdo. Pueden haber hábitos, costumbres pero totalmente diluidas en otros elementos ideológicos o el de vivir, por ejemplo, en una ciudad o en un pueblo. La cuestión es que con esta idea de pueblo se mantenía una unidad heterogénea que permitía ver los auténticos conflictos de clase, que separan a la derecha y la izquierda. El proyecto político que unificaba era el de la reivindicación de autonomía, Hay que reconocer al PSUC su capacidad de integrar a los obreros inmigrantes en este proyecto.
En el artículo publicado por Javier Pérez Andújar del lunes 28 de abril el escritor pone de manifiesto la barbaridad que los dirigentes catalanes de CCOO y UGT se alien y fotografien con la representante de Omnium cultural, asociación fundada por la oligarquía catalana hace medio siglo. El artículo, que no tiene desperdicio se titula "Ser español es de pobres"
http://elpais.com/elpais/2014/04/11/opinion/1397223350_537290.html
Adjunto aquí una entrevista a Javier Pérez Andújar, al que entre otros méritos hay que reconocerle el valor de ser un catalán que se atreve a contestar en castellano en TV3.
Pero toda la marea nacionalista ha dividido a los catalanes en independentistas y españolistas. Y esto ha diluido lo que realmente importa a la izquierda. La ANC lo ha impulsado y esta nueva asociación, por el lado contrario, también. Se oculta lo importante, lo oportuno que es decidir sobre el modelo social que queremos. Cuando vivimos devastados por la lógica capitalista ligada a la alianza entre la oligarquía económica y la oligarquía política hemos de ofrecer salidas de izquierdas. El principal impulsor de la independencia es CDC, totalmente ligada a estos grupos oligárquicos. Un modelo de izquierdas ha de ser ético y político. Una ética ligada a un proyecto humanizador basado en la autonomía, la responsabilidad y el respeto al otro y una política ligada a un proyecto socialdemocrático actualizado. Es decir un proyecto que sea capaz de defender un poder político democrático y social, capaz de garantizar de manera real los derechos individuales y sociales expuestos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Al final lo cosa es más simple de lo que parece, de tanto marear la perdiz ya no sabemos ni de lo que hablamos. El derecho a decidir es el derecho a separarse que exigen los independentistas. Lo exigen porque lo quieren y lo quieren porque es su deseo, el de formar parte de una comunidad imaginada que es Catalunya frente a otra comunidad imaginada que es España. Yo no soy nacionalista y por tanto ni deseo la independencia ni deseo la unidad española. Soy un ciudadno que quiere mantener su autonomía personal en un marco de libertades, que quiere instituciones más democráticas y eficaces, que quiere más justícia social y que quiere actitudes y conductas más éticas. Se equivoca totalmente ICV cuando quiere unir los derechos sociales, que yo también quiero,con unos supuestos derechos nacionales. Son dos luchas diferentes y ellos, reivindicando el derecho a decidir con los que no quieren más derechos sociales, han entrado en el juego nacionalista.
Es posible que gane sectores juveniles y de clase media nacionalista. Pero perderá todos los votos de la clase trabajadora no nacionalista, que irán a parar a grupos como Ciutadans si no aparece una alternativa de izquierdas visible y credible. El PSC mantiene una postura difícil pero justa respecto al derecho a decidir pero su propia historia lo desvaloriza como un grupo credible de izquierda. El resto son grupusculos izquierdistas, que en su mayoría caen en la propia trampa del independentismo.