Escrito por Luis Roca Jusmet
Podemos seguir inicialmente el planteamiento de Deleuze : la filosofía y la literatura ( el arte) son formas de pensamiento, de elaboración de ideas. La filosofía lo hace a través del concepto y la literatura a través de un bloque de sensaciones. Son afectos y perceptos cuyos materiales son los sentimientos y las percepciones, pero no son ni una cosa ni la otra.La literatura de Sándor Márai se alimenta del material de la vida, de sus experiencias, percepciones y sentimientos. A partir de aquí construye sus perceptos y sus afectos. En otras palabras, su imaginario, su mundo de personajes que nos provocan unos determinados afectos.
Su imaginario contiene un mundo muy denso de ideas, de pensamientos.Sándor Márai ( 1900-1989) escribió en húngaro y fue traducido a múltiples lenguas. Me parece un escritor excepcional. Sus dos obras más importantes fueron "la mujer justa" y "El último encuentro", aunque quiero completar la reflexión con una tercera obra ( "La hermana").Los temas de Márai son recurrentes. Uno es del perspectivismo, cómo una determinada situación es percibida de manera diferentes por varios de sus actores. No puedo evitar referirme aquí "El cuarteto de Alejandría", de Lawrence Durrell, como paradigma de esta construcción narrativa.
En "La mujer justa" hay tres personajes que explican la misma historia desde perspectivas diferentes. Una mujer de clase alta explica a otra cómo su rico marido la dejó por una pasión secreta hacia otra mujer, una criada. El marido, a su vez, explica a otro amigo la manera como vivió esta pasión secreta y el abismo al que le condujo y al final el relato nihilista de la mujer que desancadenó esta pasión. En "La hermana" hay una reflexión muy sobre el cuerpo, el dolor y la enfermedad. Para Marai la enfermedad y la muerte no son accidentes físicos sino que reponden a una lógica de destino. El destino es el carácter y el carácter son sobre todo las pasiones que nos dominan. Las pasiones desencadenan la enfermedad e incluso la muerte. Las pasiones son terribles, destructivas, nos dominan totalmente. Pero aparece una voz, una voz anónima, que es capaz de restablecer el impulso hacia la vida.Pero es "El último encuentro" la obra que quiero analizar más en profundidad las ideas de Márai.Esto independientemente del interés histórico de su obra, que es el de una época y una clase social, la burguesía húngara de la primera mitad de siglo. Y por supuesto de la alta calidad artística de Sándor Márai y del placer estético de la lectura de su obra."El último encuentro" es, en realidad, una historia terrible sobre el absurdo de la vida humana. El pesimismo de Márai, no siempre absoluto. En esta novela aparece el perspectivismo pero de una manera curiosa. En realidad hay tres perspectivas pero de las tres sólo conocemos una y, quizás en parte la otra. Digo quizás en parte porque son los silencios los que pueden dar lugar a una interpretación. Pero sólo uno de los tres, el general, nos la transmite. Habla de la verdad en un doble sentido, como de los hechos pero también de su sentido. Los hechos son lo que hay, las acciones, el comportamiento. Los hechos no pueden ser negados, sean conocidos o no, sean soportables y no. La ambigüedad de los hechos sólo lo es de cara a su explicación. Pero una explicación no deja de ser un encadenamiento de descripciones. Hay un hecho que explica el otro, aunque el primero no sea visible, aunque sea psíquico y no físico. Kónrad apunta al general y al día siguiente desaparece. Hay un proceso mental que lo explica, incluso si el mismo agente no lo tiene claro. Digo proceso y no hecho porque en realidad el hecho es una abstracción, ya que aislamos algo que forma parte de un proceso físico. El general interpreta la conducta de su amigo y de su mujer, esta interpretación se basa en hechos y en palabras ( su mujer dice "es un cobarde"), que también son hechos. El general descubre en su momento la falsedad de su perspectiva. Al perderse una parte de los hechos ( los encuentros entre Kristina y Kónrad) todo se la aparece distorsionado. Dicho de otra manera : no entiende nada de los que realmente está pasando entre los tres personajes. Los tres personajes pierden la vida en la juventud. La pierden respecto a la voluntad de vivir. Kristina es la más consecuente : cómo no quiere vivir decide morir. El general y Kónrad viven esperando algo. Pero lo que esperan es absurdo, este último encuentro que no aclara nada. No hay redención posible porque todo estaba determinado. Todos hacen lo único que pueden hacer y por esto mismo no tiene sentido ni la culpa ni la redención. El destino es el carácter y el carácter son las pasiones. Pero las pasiones son tristes, como diría Spinoza. El amor es destructivo, irracional. Spinoza se equivoca según los relatos de Márai. Spinoza dice : amor es lo que sentimos por aquel que nos produce alegría. Pero las pasiones amorosas que parecen en las novelas de Márai no producen alegría sino tristeza. O quizás no. Porque para Márai la vida sólo tiene sentido cuando alguna pasión nos arrastra, aunque sea destructiva ( el amor y el odio lo son igualmente). Son las que nos hacen sentir vivo . De otra manera morimos, como Kristina. La vida no tiene sentido : las pasiones nos conducen al abismo y la falta de pasiones a la muerte. De otra manera sólo somos muertos vivientes o, como diría Žižek, vivos murientes. ¿ O hay otra salida ?. En todo caso no para Márai . El mismo, ya viejo, se suicidó. Quizás un vecino rumano 8 que por cierto no se suicidó) elabora conceptualmente este bloque de sensaciones que nos transmite Márai.