Escrito por Luis Roca Jusmet
Hay actualmente una relación entre neurociencia y budismo que algunos dignos representantes del primer grupo han desarrollado en profundidad ( como Francisco Valera en un libro traducido al castellano con el equívoco título de
De cuerpo presente cuando se refiere a
la presencia del cuerpo y no a un cuerpo muerto, como se entiende esta expresión en castellano). Esto ya tiene su interés porque la neurociencia se está desarrollando a pasos agigantados y tiene el peligro de caer en una ideología que nos puede hacer caer en manos de las multinacionales farmacéuticas: si solo somos un cerebro y todas nuestras acciones estánneuralmente determinados ¿ porqué no dejar a los fármacos la tarea de hacernos mejores y más felices ? La perfecta biopolítica adaptada al tardocapitalismo global. Nikolas Rose ha analizado este fenómeno en profundidad. Para Varela somos un cuerpo pero el cuerpo no es solamente el cerebro, es una unidad dinámica de la que emerge una mente, diferente pero no independiente de él.
Antonio Damasio es otro de los neurocientíficos interesantes que hace un elogio muy valiente de la filosofía de Spinoza. De lo que se trata es de defender un materialismo crítico y abierto delante de este materialismo reduccionista con el que algunos quieren hacernos comulgar. Y el emergentismo, entendiendo por él la teoría que del cerebro surge algo diferente pero no independiente que es la mente, me parece una buena opción. Siempre entendiendo por mente ( ¿ o porqué no por espíritu ? ) no una substancia sino un conjunto de procesos articulados entre sí. Aquí todo dualismo, que entendería que existe un alma diferente del cuerpo queda, efectivamente, descartado.
Justamente Varela hace en su libro una lectura d elas neurociencias actuales a partir del budismo. A mí siempre me ha interesado, no como tradición no religiosa sino, podríamos decir, ético-moral pero con una perspectiva cósmica. Entiendo por ética un arte de vivir y en este sentido el budismo se presenta como una alternativa para escapar del circulo vicioso del sufrimiento y la insatisfacción humana. Conlleva una moral en la medida que hay una apertura, hacia el otro, hacia los otros. en esta actitud que el budismo llama compasión. El confucionismo lo llama
humanidad, y la tradición empirista-ultilitarista anglosajona altruismo .Puede se esta intuición moral básica universal de la que habla el autor. Cuestión discutible pero a considerar.
En este sentido creo que el budismo ( más allá de sus variedades culturales que le dan casi siempre un sentido religioso) puede ser reivindicado por la izquierda. De hecho ya Antoni Doménech lo hacía hace años en su libro “De la ética a la política”. Recojamos algunas ideas interesantes del budismo ( aparte de la compasión hacia el otro)- La crítica al consumismo y la defensa de una reducción del deseo.- La crítica al egocentrismo y a todas sus manifestaciones : envidia, celos, vanidad como ilusiones del yo.- La propuesta de la meditación como camino hacia la serenidad interior.- El sentido global del Cosmos como Unidad a la que todos pertenecemos y en el que nos acabamos diluyendo.
Me parece que en el budismo se manifiestan todos estos valores con una simplicidad, con una desnudez que es inimaginable en el seno de otras religiones que siempre están necesariamente vinculados a creencias, rituales e instituciones que le dan un carácter excesivamente particular ( y yo diría que ilusorio) y lo hacen pasto de todo tipo de manipulaciones y fanatismos.
Pero no nos engañemos: no es el budismo del Dalai Lama el que podemos utilizar como referencia. En primer lugar por presentarse como una autoridad espiritual indiscutible y defender una sociedad ordenada según criterios religiosos. En segundo por su sospecha relación con los poderes mediáticos e imperialistas ( defendió la intervención de USA en Irak). Tampoco ayudará a la emancipación de los trabajadores la defensa de ideología basada en la supuesta y abstracta armonía de los seres humanos.. La lucha de clases existe y no podemos ocultar los antagonismos radicales si queremos superarlos. Pienso que hay un budismo más austero, duro y social que si puede ayudarnos más si queremos establecer vínculos entre esta tradición y la izquierda. Hay además un budismo zen que se desarrolla en occidente. en Europa y EEUU, que está planteando una dimensión social y política, un compromiso con la paz y la justicia social.