Escrito por Luis Roca Jusmet
Este es uno de los libros de Žižek más interesantes desde el punto de vista filosófico. Pone de manifiesto su originalidad, pero también el profundo conocimiento que tiene el filósofo esloveno de la filosofía moderna y contemporánea. No es un libro fácil porque Žižek trabaja filosóficamente a Lacan, cuya dificultad por la complejidad de su pensamiento y lo barroco de su estilo es conocida. También por la cantidad de filósofos en los que se basa y polemiza : Platón, Kant, Schelling, Hegel, Marx, Nietzsche, Kierkegaard, Heidegger, Adorno,Benjamín y Derrida entre los clásicos. Badiou, Sloterdijk, Laclau, Dennett o Bernat Williams entre sus contemporáneos.. Pero también hay que conocer a Freud o al neurocientífico Antonio Damasio. Igualmente la música de Wagner y de Schoenberg ; el cine de Hitchcock ; la novela de Henry James y la poesía de Holderlïn. Todo es excesivo en Žižek pero ojo, sabe de lo que habla y lo que dice es, como mínimo, estimulante para pensar el presente desde múltiples facetas.
Como le gusta a Žižek, el libro está estructurado de una manera más ingeniosa que lógica.Hay una introducción y una conclusión con nombres divertidos : "El materialismo dialéctico llama a su puerta" y "La sonrisa de Bartleby". Hay unos capítulos intermedios en los que juega con el término paralaje y con sus tres dimensiones : el estelar para referirse a la filosofía, el solar para la ciencia y el lunar para la política. Los nombres de los capítulos, pasados de rosca y provocadores, como siempre : "El sujeto, ese secreto judío circunciso,"Ladrillos para construir una teología materialista", "La insoportable pesadez de ser una divina mierda", "La curva de la libertad","La elección de Kate o el materialismo de Henry James", "La política de la redención o por qué Richard Wagner merece ser salvado". Todo irreverente y divertido.
Queda entonces la pregunta del milló ¿ Merece tomarse en serio a Žižek ?. Mi respuesta es claramente afirmativa. Hay que tener paciencia para seguirle las gracias, para aguantar que se repita, por algún discursito para contentar a su galería de admiradores. Pero al final, mucho trabajo filosófico serio, riguroso e interesante. Intentar resumir el libro es imposible porque no creo que tenga siquiera un desarrollo lógica, ya que ni veo la relación entre la conclusión y los capítulos anteriores. Pero el conjunto me parece muy creativo, en el mejor sentido de la palabra. Transforma problemas abriendo nuevos horizontes, nos plantea asociaciones muy sugerentes y nos da que pensar, que no es poco. Da justamente materiales para pensar. Hay que asimilarlo poco a poco si no queremos indigestarnos.Empecemos por su visión de paralaje, que sería, por decirlo en términos convencionales, su posición epistemológica.
¿ Qué es un paralaje ? Es un término que se utiliza en astronomía. Se refiere al aparente desplazamiento de un objeto causado por el cambio de posición del observador. La implicación es que la diferencia que aparece entre dos perspectivas no puede encontrar un lugar neutro común, objetivo. Pero la diferencia no es subjetiva, es ontológica. El sujeto está inscrito en la realidad, su mirada está inscrita en el objeto. Lo que hay de renovador es que no es la teoría perspectivista de un Nietzsche o la ficcionalista de un Vahinger. No se trata de que una misma realidad solo puede contemplarse desde una perspectiva parcial. Tampoco que elaboremos una ficción desde la que construir una realidad. Se trata que el cambio de posición modifica el objeto. Es una lectura de Kant pasada por Lacan. El sujeto existe porque hay objeto y el objeto porque hay objeto : la interacción es mutua ( Kant). Pero es el Lacan que en el seminario 11 (Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis) dice que la mirada siempre es una mancha en un cuadro, que al mirar un cuadro está inscrito en nuestra mirada. No voy a precisar más porque no sé hacerlo. Solo decir que hay un itinerario posible muy interesante a trabajar, que reivindica la verdad, como hace Žižek, pero asumiendo toda la complejidad de un realismo crítico.Ontológicamente Žižek reivindica el denostado materialismo dialéctico . Esto es el materialismo : la visión de la realidad nunca es total porque siempre vemos la brecha de nuestra mirada. El materialismo sería una consecuencia de la posición epistemológica anterior. Es un No-todo. No hay clausura de lo real porque éste no está cerrado en su finalidad. Esto sería el idealismo, que da un sentido a la verdad. Para un materialista existe la verdad de lo real. Aunque lo real ya nos remite a otro paralaje, marcado por Lacan. Lo real no es la realidad, sino lo que se escapa a lo podemos simbolizar o imaginar como tal. Dialéctico quiere decir introducir la mirada del pasado en el futuro. Restaurara el potencial en su concreción, lo que ya estaba en el proceso del devenir. En realidad Žižek vuelve a Hegel, más allá de las lecturas de manual : tesis-antítesis-síntesis. Es el devenir que va avanzando a través de sus contradicciones, que va desarrollando su potencial.Voy a referirme ahora, de manera dispersa ( no es posible de otra) a temas que me han resultado interesantes. Tema antropológico : el paso del animal humano al hombre animal : lo excesivo del hombre distorsiona su animalidad. La cultura es un exceso, un suplemento más que un complemento. Este exceso es la pulsión de muerte, como exceso de vida. La pulsión es lo sobrante de lo humano, porque ha perdido su función instintiva al perder el hombre su naturalidad. Es circular, es ciega, da vueltas alrededor de un objeto, siempre se pega a él. Pero nunca obtiene satisfacción porque no tiene finalidad. No busca el placer, busca un goce que es tensión permanente.La vida se rige por el principio del placer, la pulsión ( que es de muerte ), que es un exceso, por el goce. La subjetividad surge de la conciencia, que es autoconciencia. No responde a un finalismo adaptativo de la evolución. La conciencia no es necesaria, crea la subjetividad como algo que emerge sin justificación. La conciencia bloquea la acción, es un cuerpo extraño, traumático, sin función biológica. Abismo de la libertad : no hay garantías para una decisión, no hay criterios formales. Autonomía ética : se autolimita, no necesita Amo por lo que es insoportablesinseoportable, no se sostienen en nada, no hay un Otro. Lacan : alienación y separación del gran Otro, Orden simbólico. Nos distanciamos de las identificaciones simbólicas, queda el pequeño otro ( objeto a) que es el tic patológico de cada cual, su esencia singular. El Gran Otro está barrado, es un significante sin significado que permite mantener la cadena simbólica. La libertad nos enfrenta a nuestra contingencia radical, genera angustia. Hay que separar el sujeto de la enunciación del sujeto del enunciado. Descartes los confunde. Kant los separa. El sujeto, que es el de la enunciación, está vacío. No es nadie, es el que habla. El del enunciado es el yo, pero el yo es una ilusión. El yo es una ilusión, un interfaz entre lo que está adentro y lo que está afuera. Antonio Damasio se equivoca cuando dice que el yo es corporal, se olvida que la subjetividad tiene un núcleo vacío, desde el que hablamos : es el que dice "Tengo un cuerpo". No "somos un cuerpo" porque el sujeto no tiene contenido, no es una substancia, ni mental ni corporal.La política como singularidad universal, en la que los individuos singulares buscan la dimensión cosmopolita, la sociedad civil mundial. Lo universal singular como la reivindicación de lo público. Contra lo privado, que no es lo individual sino lo particular : las identificaciones imaginarias que nos hacen sentir parte de un grupo ( religión, sexo, nación). De todas maneras el tema político merece otro artículo porque esta es solo una firmación puntual. En estos momentos no tengo tiempo ni energías para profundizar más.Es posible que Žižek diga en este libro lo que acabo de decir o quizás no lo he entendido bien. Es posible que me olvide de lo más importante. En todo caso, esta es mi reflexión. Pero lo que me parece fundamental de su visión de paralaje es que cuando hay dos perspectivas para ver un problema hay que aceptar la tensión, hay que sostenerla. Esto es lo que resulta fecundo, no buscar una solución que nos conducirá siempre a una visión parcial, a un reduccionismo.