Politikon
La urna rota. La crisis institucional del modelo español
Madrid : Debate, 2014
Politikon es el proyecto de un equipo de siete jóvenes, académicos unos y profesionales los otros. que desde el año 2010 están realizando análisis y propuestas en diversos campos de la realidad social, política y económica. Lo hacen desde su página
www.politikon.com. Ellos son : el sociólogo Jorge Galindo, el ingeniero informático Kiko Llaneras, el economista y analista internacional Ocatvio Medina, el historiador y politólogo Jorge San Miguel, el politólogo Pablo Simón y el también politólogo Roger Sanserrich. Todos ellos han nacido en España ( exceptuando al último, que sin embargo estudió en Barcelona y Madrid) entre 1979 y 1988, es decir en la España constitucional y postfranquista. No han vivido la transición sino sus consecuencias.
La urna rota, lo digo de entrada, me parece un análisis imprescindible para entender la crisis política que vivimos, sus causas y sus posibles soluciones. Es muy riguroso, se expresa en un lenguaje claro,no tienen prejuicios y pretender aproximarse de una manera objetiva al problema y ser razonables en las propuestas. Ahora bien, hay que marcar de entrada sus límites. Me parecen que son dos. El primero es que no enmarcan la cuestión política en la economía-mundo capitalista, con lo cual se escapan cosas tan importantes como la influencia de los lobbies, las puertas giratorias y la propia dependencia del poder político del poder económico por la necesidad de endeudarse. La segunda que a nivel de soluciones no quieren salir de los planteamientos de la democracia liberal. Esto quiere decir que no hablan de posibles redes participativas, aunque indirectamente traten la necesidad de una mayor participación ciudadana. Pero queda muy en el aire y no se plantean propuestas en este sentido. Tampoco se plantean lo que que algunos analistas de la política de nuestro país, como por ejemplo José Luis Moreno Pestaña, sería la sillada fundamental a los problemas que el libro plantea, que es el sorteo y la rotación de cargos políticos. Valga este comentario no como una crítica sino como una reflexión complementaria. El libro habla de lo habla, plantea lo que plantea y lo hace bien, muy bien. Es una lástima que la aparición de Podemos, primero, y de Ciudadanos, después, fuera posterior a la publicación del libro. Las cosas cambian y lo hacen rápido. Pero Politikon nos da elementos interesantes para entender estos nuevos fenómenos políticos. Y es muy útil el análisis que hace del 15-M y del movimiento de los indignados, señalando su grandeza pero también sus limitaciones. Es una protesta activa, una experiencia interesante pero acaba dominando la minoría organizada sobre la mayoría desorganizada. Esto ya lo señaló mi amigo José Luis Moreno pestaña, al que ya he citado, en sus análisis empírico de las asambleas. Acaban dominando los que tienen más tiempo, más capital simbólico y más retórica. Sobre todo por mitos como el de las listas abiertas, que como muestra este libro tampoco es una panacea.La primera parte del libro trata del problema y sus causas. Hace, por utilizar una metáfora médica, el diagnóstico. Considera que los problemas se pueden desglosar en cinco apartados. El primero lo llama partidos defectuosos, élites mediocres. El estudio realiza un estudio histórico de los grandes partidos españoles y su procedencia, la mayoría en la clandestinidad durante el franquismo. Aquí podrían haber afinado algo más. También encuentro a faltar un elemento importante para entender las fidelidades partidistas, que es la identificación. Es decir, como la identificación con un partido forma parte de nuestro imaginario personal y es dificil desprenderse de él. La relación de los militantes, simpatizantes o incluso parte de los votantes no es desde la distancia, como un cliente que analiza un producto que va a consumir, sino como algo que forma parte de nosotros mismos, que nos da una cierta identidad. Hay, esto sí, una crítica muy justa a ideas como la de "pueblo" o "voluntad general" en lugar de voluntad de los ciudadanos. En este sentido sí que la base liberal del análisis me parece fundamental porque sin ella no hay Estado de Derecho posible. También es importante la cuestión de la profesionalidad de los políticos. ¿ Deben existir políticos profesionales o deben ser ciudadanos que se dedican a la política ? Desde su óptica liberal nuestros analistas apuestan por la profesionalidad bajo los argumentos de la competencia y la experiencia. Entramos luego en la cuestión del sistema electoral. He de reconocer que aquí sí que la lectura de esto libro me ha resultado muy clarificadora. Sobre todo para ver que nuestro sistema electoral combina lo peor de las dos alternativas más claras. Una es la de un sistema que favorece a los partidos mayoritarios pero con listas abiertas que responsabilizan a sus candidatos delante de los votantes, con lo que es más fácil exigir cuentas a los partidos y a los candidatos. Es el sistema anglosajón. Otro es el sistema de los Países bajos o de Israel que se favorece la máxima proporcionalidad entre votos y representación, con lo cual gobiernan muchos partidos que se presentan con listas cerradas. Aquí el voto se ve más representado en el Parlamento pero las responsabilidades se diluyen y a veces un pequeño partido puede imponerse como una alianza necesaria. En la cuestión siguiente que es el del funcionamiento interno de los partidos aparece la ley señalada por Robert Michels, que es que todos los partidos tienden a la oligarquía. Los autores lo señalan como uno de los grandes problemas de nuestros partidos, en los que se valora la lealtad ( quizás sería más duro y más claro decir obediencia) por encima de otras cosas. Más bien parece que quien destaca es visto como el líder como un competidor y es, por tanto, ninguneado o expulsado. Esto ocurre por la mala combinación de un sistema electoral que beneficia a los grandes partidos y que presenta listas cerradas totalmente bloqueadas. Esto enlaza con otras cuestiones muy importantes, que nos llevan a los otros problemas graves, el de la corrupción, el de hiperpoloitización de la administración y el de la existencia de la burbuja inmobiliaria como cierre del terrible cícrulo vicioso que nos ha llevado a una crisis especialmente grave en nuestro país.
El tema de la corrupción está bien tratado. La corrupción no es administrativa sino política. No son los funcionarios sino los políticos los que reciben comisiones o se quedan con dinero que no les pertenece. Esto se vincula a la archipolitización de nuestra administración. Estamos en uno de los países en que las redes partidarias, que no dejan de ser redes clientelares, se incrustan más en los cargos de la administración. Falta una promoción profesional del funcionario que lo coloque como un profesional competente y responsable capaz de seguir una determinadas líneas políticas en el campo que conoce. Para Politikon esta es la cuestión clave para acabar con la corrupción, más importante incluso que el endurecimiento de las penas. El tema de la burbuja inmobiliarias es, por supuesto fundamental. El análisis pone de manifiesto algo que el gran economista Juan Manuel Naredo: el modelo caciquil político-económico de nuestro país como elemento de continuidad con el franquismo. A partir de él los políticos han controlado los créditos de las cajas de ahorro, han hecho inversiones espectaculares pero absurdas, han cobrado comisiones, recalificaron el suelo una vez privatizado.... El dinero ha corrido y un grupo de políticos y empresarios se benefició muchísimo. La gente que no se benefició directamente también vivió una época de empleo abundante y de créditos e hipotecas fáciles. Pero para ellos fue un sueño que se convirtió, en muchos casos, en una pesadilla.¿ Remedios ? Por suerte no plantean soluciones mágicas, aunque apuntan posibles caminos para mejorar las cosas. Algunas las veo claras, otras menos y algunas ( como el sorteo y la rotación) ni se plantean. Hay, por supuesto, que democratizar los partidos y las listas abiertas pueden ayudar. Estoy de acuerdo con ellos que las primarias tampoco son ninguna garantía. Hay que hacer una reforma electoral y discutir cual, pero hay que hacerla. Hay que potenciar la transparencia y reducir los políticos con cargos administrativos. Hay que potenciar el tejido asociativos y las redes participativas, que tampoco tratan a fondo y que no son ni muchos menos referéndum. Ahora bien, me parece muy confuso y peligroso su afirmación de una política basada en la evidencia empírica, es decir científica. Las ciencias sociales nos ayudan a entender la realidad pero la política es siempre opinión, nunca es ciencia. Esto hay que tenerlo claro.Un buen material, en definitiva, para el análisis de la crisis política que vive nuestro país, sus causas y sus posibles soluciones. Pero faltan, como he dicho al principio, elementos del puzzle que no figuran en este estudio.
BIBLIOGRAFIA
[www.casadellibro.com]