Escrito por Luis Roca Jusmet
Los términos simbólico e imaginario empiezan a adquirir prestigio a partir de los años 40. Pero lo hacen de manera independiente. Por una parte tenemos al filósofo alemán neokantiano Ernst Cassirer que elaborará una teoría de lo simbólico como lo específicamente humano. El Logos aristotélico será
el símbolo. Cassirer partirá de concepciones biológicas para definir el animal no humano como encadenado a un círculo funcional. El animal se adapta a partir de unas pautas reactivas ( podemos llamarle instinto) que le hacen reaccionar de una manera concreta delante una señal. Si es capaz de aprender ( no todos los animales tienen esta capacidad) entonces incorpora nuevas pautas frente a nuevas señales. El caso del hombre es diferente. El hombre es un animal prematura, deficitario instintivamente, pero que tiene la capacidad de inventar símbolos, que son representaciones abstractas de las cosas. Estos símbolos serán la mediación entre él y el mundo. El hombre no vivirá de manera inmediata como el resto de animales sino de forma mediata. Su percepción será a través del símbolo, cuyo significado es el concepto, que le permite significar el mundo y desde este significado distanciarse de él. Su acción será también mediata porque el concepto le permite distanciarse de la respuesta automática y decidir de manera reflexiva. El caso de la niña sordomuda Hellen Keller y su impresionante historia le permiten a Cassirer explicar el paso de humanización a través del símbolo. Desde el símbolo el ser humano estructurará sus formas de relación con el mundo : filosofía, mito, religión, ciencia. El lenguaje será la base de todo ello, ya que es propiamente lo simbólico. Podemos concluir que para Cassirer lo simbólico es entonces algo social y algo individual. La sociedad construye sus símbolos y los individuos los interiorizan. Los humanos hacemos los símbolos y los símbolos nos constituyen como humanos.
Paralelamente a esta elaboración hay en Francia dos pensadores que tratan sobre el imaginario en un sentido diferente de como se había tratado, que era el producto de la imaginación. Son el filósofo Jean-Paul Sartre y el psiquiatra Jacques Lacan. Para Sartre lo imaginario es un campo que tiene que ver con el conocimiento de lo que llama los objetos mentales ( frente a la percepción que sería el de los objetos físicos) y tiene que ver también con el mundo de los posibles que constituye la base de la libertad humana. Somos libres porque podemos imaginar diferentes opciones de acción. Lacan formulará su teoría sobre lo imaginaria antes del retorno a Freud y a recibir la influencia de la teoría del signo lingüístico de Saussure y el planteamiento estructuralista de Levi-Strauss.El imaginario tiene que ver con la imagen especular que vemos en el espejo y que nos da una imagen de completud que todavía no tenemos. El imaginario tiene que ver con el narcisismo, con la relación con el otro como semejante y nuestra afirmación delante de él. Con el narcisismo, en definitiva, como imagen propia y del otro. pero posteriormente, en 1953, Lacan dará la conferencia sobre los tres registros y será el primero que ligará lo imaginario con lo simbólico. hay entonces una influencia progresiva de lo simbólico, entendido como el significante ( frente a la prioridad que daba Cassirer al significado Lacan se lo dará al significante) y como orden. Althusser lo definirá muy bien: lo Simbólico es el Orden creado por la Ley de la Cultura. Lo simbólico adquiere a partir de aquí una solidez, una estructura. Será la que nos permite entrar en la sociedad a través de su interiorización. Básicamente a través de lenguaje y de la ley.
Hay otro itinerario que partirá de una determinada lectura de Cassirer, de Jung y de Mircea Elíade que se llamará la hermenéutica simbólica. Partirá de que lo fundamental es el símbolo pero contraponiendo símbolo a palabra-concepto, ya que se considerará que este es muy limitado y reduccionista. El símbolo a través de la imagen es en cambio mucho más potente por su carácter analógico. Gilbert Durand será el principal representante. Pero me parece que es una tradición que se desmiente a sí misma porque están constantemente explicándose y teorizándose a través de conceptos.
Aparece luego Cornelius Castoriadis con sus nociones centrales de
imaginario radical e
imaginario social. que representa la concepción de figuras/formas/imágenes de aquello que los sujetos llamamos “realidad”, sentido común o racionalidad en una sociedad. Esta “realidad” es construida, interpretada, leída por cada sujeto en un momento histórico social determinado
Capacidad de la psique de crear un flujo constante de representaciones, deseos y afectos. Es radical en tanto es fuente de creación. Esta noción se diferencia de toda idea de la imaginación como señuelo, engaño. Lo simbòlico es entonces un aspecto del imaginario social, el que hace relación a lo normativo.La institución es así una red simbólica, socialmente sancionada, en la que se combinan, en proporción y relación variables, un componente funcional y un componente imaginario. La institución se expresa y se encarna en la materialidad de la vida social y como imaginario instituyente. Está hecha de múltiples instituciones particulares que forman un todo coherente, una unidad total, que da cohesión de una red casi infinita de significaciones que tienen una dirección de sentido para los diversos sujetos e instituciones que componen la sociedad. Esta red imaginaria es el magma que da unidad, cuerpo y orden a lo que parece fragmentado y caótico. Las significaciones no son necesariamente explícitas, aunque dan lugar a las representaciones, afectos y acciones típicos de una sociedad. Son lo que forma a los individuos sociales y imposible explicar cómo emergen: son creación de las significaciones imaginarias sociales que deben encarnarse en las instituciones. No pueden ser explicadas por parámetros lógicos. Así dirá que las instituciones tienen una significación imaginaria, que es la radical, y también una significación lógica, que es la del concepto.
Dicho todo esto intentaré concluir alguna manera de enfocar la cuestión que evite las ambigüedades teóricas, las confusiones lingüísticas y que nos permita entender mejor aquello de lo que hablamos.
De entrada tomaré como punto de partida la definición de Cassirer del hombre como animal simbólico pero reduciré esta expresión a la del lenguaje. Las formaciones secundarias ( mito, ciencia, filosofía) son solo esto : derivaciones del lenguaje simbólico. Hay que seguir entonces los planteamientos estructurales de lo simbólico a partir de Saussure, Levi-Strauss y Lacan. Lo simbólico es un Orden que tiene una consistencia, una solidez. Es el Otro de la sociedad, como dice Lacan, el Gran Otro. O la Ley de la Cultura, como decía muy certeramente Althusser. No es una red a la manera de Castoriadis porque la red es algo mucho más fluido, más líquido. Es el Orden del Lenguaje y de la Ley que nos permite vincularnos a la realidad a partir del vínculo social y constituir así un Mundo. Porque el círculo funcional de los animales no nos es ni tan siquiera posible. No lo es porque nuestra propia configuración neurológica, el retardo de nuestra maduración y nuestra falta de recursos naturales no nos lo permite, El símbolo, como decía Lacan, es el asesinato de la cosa, la pérdida del Otro primordial que constituye nuestra propia realidad humana. En este sentido me parece que Castoriadis se equivoca al reducir lo simbólico a lo imaginario, El Gran Otro es el orden que surge de las instituciones pero va más allá de las significaciones imaginarias. Por esto es interesante la insistencia de Lacan en el significante.
Tenemos después lo simbólico y lo imaginario a nivel de realidad psíquica. Hay que entender básicamente lo
simbólico como un signo lingüístico y dentro de él hay que resaltar la cuestión del
significante.Significante que tiene, por cierto, significaciones fluidas, tanto a nivel de imágenes como de palabras. El psicoanalista François Ansermet y el neurocientífico Pierre Magistretti, escribieron el año 2004 un libro muy interesante,
A cada cual su cerebro.Plasticidad neuronal e inconsciente. En este libro se cuestiona implícitamente las dos afirmaciones de Sartre : que las imágenes son la conciencia de los objetos mentales y que el imaginario no intervienen en la percepción. Para estos dos autores todo viene directa o indirectamente de la percepción ( ya lo dijo Freud). Lo que quedan son huellas en la memoria. Estas huellas representan de manera más o menos distorsionada esta percepción. Son un resto que se convierte en imagen mental pero esta imagen es un significante. Es decir que es una imagen acústica o visual ( si fallaran las dos serían táctiles) que si se ha tenido acceso al lenguaje simbólico ( aquí volvemos al caso Hellen Keller) se transforman en significantes. Es decir que sean imágenes que significan algo desde el punto de vista fáctico, afectivo y desiderativo.
Concluyo entonces que las imágenes,sean perceptivas o mentales, actúan como significantes en el sentido de que tienen siempre una significación. Hablaría entonces de percepción lingüística y de imaginario lingüístico. Podríamos decir, en el sentido que hablamos, de imaginario simbólico, pero no en el sentido de la hermenéutica espiritualista que se ha apropiado del término. Este imaginario simbólico condiciona la percepcón y teje nuestra vida psíquica. Lo simbólico sería entonces a nivel social esta Ley de la Cultura y el imaginario social el conjunto de significaciones de esta cultura. Pero señalando, al contrario de lo que dice Castoriaidis, que es lo simbólico lo que rige lo imaginario y no al revés.