RESUMEN DEL CURSO "LA HERMENÉUTICA DEL SUJETO" ( Collège de France de enero de 1982
Escrito por Luis Roca Jusmet
Parte de la problemática del curso anterior,"Subjetividad y verdad". En este curso estudia, paralelamente a lo planteado en el volumen segundo de su
Historia de la sexualidad ( "El uso de los placeres") la relación entre subjetividad y verdad. Lo hace a partir del análisis de los regímenes y placeres sexuales de la Antigüedad. Pero en este curso pasa a la problemática analizada en el volumen tercero de la
Historia de la sexualidad ( "La inquietud de sí"). Se trata de estudiar la relación entre la
Gnotke heautou ( El conocimiento de uno mismo) y la
Epimeleia heuatou ( el ocuparse de uno mismo) en el que el primero se subordina al segundo. Este
ocuparse de uno mismo o
cura de sui tiene una evolución milenaria que pasa por tres etapas : la clásica griega, la alejandrina-romana y la cristiana. En los dos primeros casos se entiende de manera egoísta y en la tercera se entiende de manera altruista. En el primero como purificación por la verdad a la que se llega a través del eros ( deseo) En el segundo y el tercero como ascetismo.En el segundo como un trabajo interno para poder acceder a la verdad. En el tercero como un trabajo interno independiente de la verdad, aunque marcado por la fe. La filosofía es entonces una forma de pensamiento que se interroga sobre como acceder a la verdad. El sujeto debe transformarse para acceder a ella. O a través de las purificaciones del eros que nos lleva a la verdad o a través del ascetismo y el trabajo interno que nos prepara para ello. Por lo tanto la filosofía aparece ligado a una espiritualidad. La espiritualidad son justamente las prácticas necesarias para la filosofía. La verdad es una conversión, una transformación interna que exige unas condiciones éticas. la única excepción en la filosofía antigua es Aristóteles, que separa los saberes teóricos de los prácticos fundando la teología.
La pérdida de la espiritualidad de la filosofía no es inicialmente efecto de la ciencia sino de la teología. De Aristóteles pasamos a su consolidación por la escolástica. Con Descartes hay una nueva pérdida de la espiritualidad al basar la verdad en la evidencia. la evidencia no implica ninguna transformación del sujeto. para acceder a la verdad hace falta solamente no estar loco, tener un buen método y querer la verdad. Spinoza, Kant, Schelling, Hegel, Nietzsche, Hursell ( parcialmente) y Heidegger mantendrán el vínculo entre filosofía y espiritualidad. El marxismo y el psicoanálisis no deben entenderse como una religión, pero sí como un intento de transformación del sujeto por la verdad, es decir un proyecto espiritual. El marxismo falla en este sentido y el psicoanálisis también. Únicamente Lacan planteará que el sujeto debe pagar un precio por la verdad. El gobernante de la polis ha de ser capaz de superar los enemigos internos y externos para el gobierno justo. Debe preocuparse y ocuparse de sí mismo, porque solo así será capaz de autogobernarse y por tanto de gobernar a los otros.
¿Qué es, quién ese
sí mismo por el que debemos preocuparnos y ocuparnos ? ¿ Que es el conocimiento de uno mismo durante los siglos I-II d.J.C, es decir en el llamado Alto Imperio, que va de la dinastía augusta al final de los antoninos ? Se trata de un conjunto de actos de conocimiento ( atención, mirada, percepción) orientados hacia uno mismos, una manera de retirarse del mundo para establecer una relación con nosotros mismos que nos permita curarnos. Este conocimiento de uno mismo tiene como finalidad el ocuparse de uno mismo y se plantea como algo que dura toda la vida. Es un camino que se da sobre todo en la vida adulta y en su culminación, que es la vejez. Es un trabajo interno para expulsar el mal interno. Se trata de corregir ( no de formar como en la adolescencia), de desaprender más que de aprender. Es una reparación del alma, volver a lo que deberíamos haber sido y no fuimos. Hay que desenredar lo que se había enredado a lo largo de la vida. Es por tanto una reforma de la propia vida. la función es, por lo tanto, crítica.
El filósofo es así un médico del alma, el que debe detectar las perturbaciones internas para evitar que sean pasiones que se conviertan en vicios que nos acaben dominando, esclavizando. La filosofía se formaliza en escuelas a la que se llega enfermo del alma para sanar. pero la curación pasa siempre por el dolor. Hay que revalorizar la vejez aún más de lo que se hacía en la Antigüedad. No hay que entender la vida por etapas sino como una unidad en la que luchamos contra los enemigos internos y externos. Hay que vivir cumpliendo la vida antes de morir. Para ello es importante el ejercicio que consiste en vivir la vida cada día como si fuera el último. Hay que elegir un modo de vida. En toda esta época continúa la cultura del yo, que consiste en la inquietud por el cultivo de uno mismo. Es un principio dirigido a todos, a cualquiera, pero que después realiza una minoría. Se establecen unos valores comunes, universales y selectivos a la vez, a través de unas conductas precisas para alcanzar estos valores y que forman un campo del saber. Se accede al yo a través de unas determinadas tecnologías.
Es importante el papel que juega el Otro en este proceso. En la la pedagogía de los jóvenes lo hacía como un Maestro que predicaba con el ejemplo, que transmitía conocimientos y una inquietud por el saber. Partía del reconocimiento de la ignorancia, el deseo de saber y en la importancia de la memoria. La novedad del maestro-filósofo de la época alejandrino-romana es que ayuda al discípulo a constituirse como sujeto. Debe sacarlo de la
stultitia, que es el peor estado posible : pereza, dispersión, inestabilidad. Una dispersión en el tiempo en la que no hay memoria ni voluntad. Contra todo ello lucha el maestro-filósofo, que no instruye ni educa sino que lo confronta a sí mismo y a lo cree que sabe. La filosofía es entonces un conjunto de principios y de prácticas que uno puede tener a su disposición para cuidarse de sí mismo y de los demás. Es una salvación, en el sentido que tenía esta expresión en la época. De uno mismo y de los otros. Pero salvarse en este mundo, no en otro, escapando de cualquier forma de esclavitud. Es una forma vigilante, continua y consumada de relación con uno mismo. El filósofo dirige o participa en una escuela o actúa como consejero privado. De todas maneras no tiene nada que ver con el poder pastoral que se inaugura en el cristianismo, que busca la obediencia y el rebaño, que lo que quiere es sujetar.
M.F. se detiene en una práctica estoica, que considera muy interesante dentro de este cuidado de sí mismo, que es el examen de conciencia propuesto por Séneca y por Marco Aurelio. Se trata de una reflexión antes del descanso nocturno sobre lo que ha sido la jornada, un darse cuenta que lo que ha pasado para corregir los errores en circunstancias futuras. Otra práctica en la que se detiene es en la parrhesia, que quiere decir franqueza, y que irá adquiriendo una importancia progresiva en M.F., hasta llegar a ser el tema central de los dos cursos posteriores al que nos ocupa. El yo, en esta época, se desliga de la política, la ética y la política. Es un sujeto ético que quiere construir su subjetividad, la filosofía se convierte en una arte de vivir, en un arte de la existencia. Las pregunta anteriores,
que eran ¿Cómo hacer para vivir cómo corresponde, cómo conviene? ¿ Cuál es el saber que me permite hacerlo ? se transforman en otra pregunta ¿ Cómo hacer que el yo, el sí mismo, se convierte en lo que debe ser ?
Aparece un tema muy interesante, que es el de la amistad. la amistad como algo deseable y útil. Deseable porque proporciona un placer ( planteamiento epicúreo) y permite una reciprocidad en el cuidado de uno mismo y del otro.
hay también una mención a Martin Heidegger y Jacques Lacan como los dos pensadores del siglo XX que han tratado el tema del sujeto y la verdad. ¿ Qué precio hay que pagar para acceder a la verdad ? ¿ Qué modificaciones internas se han de hacer ?. La cultura del yo, del sí mismo domina toda la época imperial, desligada de la pedagogía y la política. Se trata del arte de vivir. Aparece el tema de la
conversión. Es una tecnología del yo que reaparece el siglo XIX con el dandy el revolucionario. Basándose en las consideraciones de Pierre Hadot, M.F. señala la diferencia entre la
epistrophé ( conversión platónica) y la
metanoia ( conversión cristiana). Son dos modelos muy diferentes. El primero implica una retirada, un retorno al alma en su fuente, un despertar a través del recuerdo.El segundo es algo súbito, un estremecimiento que da lugar a un renacimiento que implica una renuncia al yo y el pasaje a un estado diferente. Pero entre uno y otro está la ascesis que se plantea en la época romana, que es una especie de entrenamiento y trabajo interno para transformarse.Viene del helenismo y supone un liberarse de lo que no depende de nosotros, aceptando lo imposible de cambiar y eliminando con ello el sentimiento de impotencia frente a lo inevitable. Después del cristianismo en el siglo XV volvemos con Montaigne a esta cultura del yo de la época romana.
Es la base de la filosofía entendida como este girar del sujeto hacia sí mismo para liberarse de la sujeción al otro o a las propias pasiones. Se trata de dejar de estar sujetado para autosubjetivizarnos, para constituirnos como sujetos. El yo se convierte en en el objeto de la reflexión y es el inicio de lo que luego serán lo que podríamos llamar ciencias del espíritu. Hay en primer lugar una conversión de la mirad, que apartamos del mundo para orientarla hacia nosotros mismos. hay que ocuparse de los propios defectos y no en el de los otros. Concentrarse también en el camino recto que hemos de seguir, no dispersándose, escuchando el propio guía interior y contemplando con claridad la propia meta. Se trata de ser consciente, de concentrarse totalmente en el gesto. Es la trayectoria de uno hacia sí mismo. M.F. tenía como libro de cabecera el libro de Eugen Herrigel llamado "El arte zen de tirar el arco", que era una muestra de lo que él intentaba expresar.
Es también importante la cuestión de la parrhesia ( la veracidad, el decir veraz) como práctica inmersa en el gobierno de uno mismo y de los otros. pero no se trata de descifrarse a uno mismo porque no hay un yo como objeto de conocimiento. Se trata de saber lo que es útil para transformarnos y construir este yo. Una metáfora interesante es la de la navegación. El cuidado de sí es también un arte, que implica un trayecto que constituye una odisea en la que al final el viaje es circular porque volvemos a nosotros mismos. Hay finalmente un análisis de dos propuestas aparentemente contrarias, aunque en complementarias en el fondo, dos estoicos romanos, Séneca y Marco Aurelio. Séneca nos propone elevarnos hacia arriba para ver nuestra pequeñez. Conocernos como parte del Cosmos y mirarnos desde lo alto. Hay que ver también el conjunto de nuestra vida y decidir si vale la pena vivir : hay que elegir vivir lo que vivimos, ser lo que somos. Señala M.F. la importancia del texto de Pierre Hadot sobre los ejercicios espirituales de Marco Aurelio, que lo que pretende es ver nuestra pequeñez no subiendo hacia arriba sino yendo a lo más íntimo. Ver que somos una materia que es energía (pneuma),soplo vital, ni fijo ni sólido. El yo no existe, es una ilusión.
El saber espiritual es una conversión de sí, en los siglo I y II d.J.C., es un saber teórico vinculado al saber práctico, una ascesis para llegar a la verdad, que supone una práctica de la libertad, no el sometimiento a una ley. No es una sujeción a la ley sino a la propia verdad. La cuestión no es que hacer, sino que hacer con uno mismo, con la propia vida, cómo elegir un modo de vida. Esto supone una constitución del sujeto y esta es la experiencia espiritual de la filosofía. Se trata de llegar a la formación de cierta relación con uno mismo que sea completa para transfigurarse y conseguir la felicidad conquistada por uno mismo. Hay también una reflexión sobre los cambios que se dan entre el saber espiritual y el saber como conocimiento en el siglo XVII Descartes, Pascal, Spinoza. El siglo XVIII supone el paso del saber espiritual al científico-técnico y el paradigma de este cambio es Fausto. M.F. señala la diferencia entre la ascesis filosófica ( la que corresponde a los siglos I-II y la cristiana. La primera responde a un equipamiento del sujeto para afirmarse a sí mismo como un sujeto libre, es decir como un sujeto de la enunciación. Quiere decir que construimos una subjetividad a partir de la cual tenemos una determinada visión, es decir una determinada verdad, una verdad propia. Se trata de un sujeto de la enunciación, que no es vacío ( Descartes), ni trascendental ( (Kant) ni inconsciente(Lacan). Es un sujeto empírico singular, por decirlo así.Son procedimientos de subjetivización del discurso de la verdad. El discurso de la verdad es un discurso subjetivo. Se trata de hacer propias las cosas que sabemos a través de una ascesis filosófica. la finalidad es la salvación en este mundo del sufrimiento para llegar a la felicidad a la que llegamos construyendo un modo de vida propio.La ascesis cristiana, en cambio, lleva a una renuncia del yo. El sujeto del enunciado es entonces la ley que deriva del texto revelado. El yo no es entonces el sujeto de la enunciación, al que nos sometemos, sino el sujeto del enunciado, el yo. La Ley habla y nos exige obediencia pero para hacerlo hemos de confiarnos, con lo que el yo se convierte en aquello que hemos de descifrar con el objeto de renunciar a él. La salvación a la que aspiramos es la que nos permite acceder purificados al Otro Mundo que nos prometen. Definición de M:F. de
la confesión :
" Es un acto verbal mediante el cual el sujeto, en una afirmación sobre lo que es él mismo, se liga a esta verdad y se coloca en una relación de dependencia con respecto al otro. En este proceso modifica la relación que tiene con sí mismo y su propio yo."
La segunda es que define tres de los ejercicios que forman parte del equipamiento de la ascesis: escuchar, leer y escribir. Escuchar quiere decir ser capaz de recoger el logos del maestro, aprendemos con el oído por la ascesis del escucha. Es necesario el silencio, el ir interiorizando el discurso para transformarlo en algo propio. Hay que recoger el logos escuchado para transformarlo en lexis, en palabra propia. para ello hace falta una técnica, un arte.El discurso debe escucharse con una atención crítica. Tercera referencia elogiosa a Pierre Hadot , en este caso a un artículo donde habla del
To pragma, que quiere decir tener una referencia de la palabra, saber hacia donde la dirigimos, para focalizar la atención. Escuchar es siempre un compromiso con la verdad. Viene después la lectura, que implica extraer lo fundamental. Leer es meditar,
melete, una especie de apropiación del pensamiento, una identificación con él. Un ejemplo de meditación es "la meditación sobre la muerte", que trata de poner al sujeto en la situación de estar a punto de morir, de identificarse con esta situación. No se trata de entender la situación sino de vivirla. De lo que se trata entonces es de constituir un corpus propio, de proposiciones prescriptivas que permite al sujeto ser el sujeto de la enunciación. Es decir, adquirir una perspectiva propia sobre las cosas. Es un sujeto de veridicción en el que le sujeto habla desde su verdad. El cristianismo, en cambio, nos conduce de un sujeto de la veridicción ( es decir que s a un sujeto que se confiesa y obedece la ley.En el cristianismo se busca la salvación, pero no en este mundo sino en otro prometido. El
ascetismo filosófico se inicia en el helenismo y que continúa en la época romana hasta la aparición del cristianismo. Sobre todo le interesa el cinismo ( al que dedicará los dos cursos posteriores dedicados a la parrhesia o coraje de la verdad) y el estoicismo romano. El preocuparse de sí del ascetismo filosófico está ligado a la
práctica, no es independiente de ella. Es un discurso de verdad que debe concretarse en una ética, en una prueba de vida. La verdad del discurso está en los actos de quien lo formula, es decir que el sujeto de la enunciación se verifica como sujeto de sus actos. El maestro, en esta ascesis, ejerce una relación de poder sobre el discípulo, pero no de dominio.No es exactamente una relación pedagógica, sino lo que M.F. llama en un neologismo
psicológica Se trata no la transmisión de un saber o una habilidad sino de una verdad espiritual que transforma al sujeto, que lo transfigura. hay que escuchar en silencio al maestro para ir asimilando e interiorizando lo que dice. Pero no para crear una relación de dependencia sino para entrenarle para seguir su camino.
Será el cristianismo el que hará del ascetismo una relación de dominio basado en la obediencia y la regla de vida. El
sujeto de la enunciación será el sujeto del enunciado a través de la confesión. Los monasterios ( siglo III al V) elegirán el ascetismo para evitar el gnosticismo. En la reforma y la contarreforma ( jesuitas). En el ascetismo filosófico de griegos y romanos no hay obediencia y, por tanto, tampoco regla de vida. Esto quiere decir que no hay una reglamentación rígida de ejercicios. Todos son voluntarios, no hay una renuncia a la capacidad de decisión en favor de la obediencia.aunque sí un respeto al maestro y a su autoridad. Se trata de dar forma, de crear una vida singular. Están los ejercicios de meditación, como la meditación de la muerte. Se trata de entrenarse para las situaciones más difíciles de la vida, la capacidad de enfrentarse a ellos sin derrumbarse y estando a la altura de las circunstancias. Pueden ser del alama, del alma y el cuerpo y del cuerpo. Los del cuerpo han de ser para fortalecerse no para embellecerse. Abstenerse de que perjudica el equilibrio anímico y corporal, pero a veces también abstenciones como prueba, para saber hasta donde se puede llegar. La vida como prueba es esencial en el ascetismo, sea el filosófico o el cristiano. Los otros me ponen a prueba í y como tal incluso sus peores conductas son para mí una oportunidad. La cuestión es si esto es una preparación para la vida mortal que vivimos o para la inmortalidad. En el primer caso el objetivo es construir el yo, en el segundo eliminarlo. M.F diferencia dos grandes grupos de ejercicios ascéticos. Por una parte los entrenamientos en la vida real. Dentro de estos entrenamientos distingue entre los regímenes de abstinencia y los regímenes de las pruebas. Pero aquí hay que entender que es la propia vida la que se entiende, en su conjunto, como una prueba. Pero como este primer grupo ya lo trató en las clases anteriores M.F. propone centrarse en el segundo, que podríamos llamar la meditación o el ejercicio del pensamiento sobre el pensamiento. En Platón ( se concreta en el
Alcibádes) es un movimiento del alma hacia sí misma, para reconocer su naturaleza. Es como establecer una distancia, para que el alma sea capaz de verse a sí misma de manera objetiva. pero el conocimiento no es otra cosa que reconocimiento. Es el recuerdo el que nos lleva a saber lo que somos a través del elemento divino que hay en nosotros.Veamos como se plantea esto a nivel del ascetismo filosófico del estoicismo romano.La primera diferencia es que para el estoicismo no se trata de conocer nuestra identidad sino de construirla a partir de la razón y la capacidad de decisión que deriva de ella.Lo que hace la razón es distanciarse de las representaciones y de las pasiones ligadas a ella. No hay un elemento divino que no sea la propia capacidad racional. El hombre debe ocuparse de sí mismo porque no está acabado, provisto de todo como los animales. El hombre debe gobernarse a sí mismo. Debe vivir consigo mismo. Descansar en sí mismo, en la ataraxia, en la tranquilidad.. Debe actuar racionalmente, cultivarse. Saber lo que nos aflige y como erradicarlo. No es una mirada a través de la cual nos reconocemos sino una mirada sobre lo que debe ser la prueba constitutiva de sí mismo como sujeto ético de verdad a través del ejercicio de la meditación.
Las pruebas de meditación del ascetismo estoico se orientan en primer lugar hacia las representaciones y su examen de verdad. Pero también a la meditación sobre la presunción de males y al examen de conciencia. Al ascetismo filosófico no le gusta pensar sobre el futuro sino sobre el presente. Tampoco anticipar los males posibles. pero sí estar preparado para afrontarlos. Es mucho más importante tener claro el pasado que no el futuro. la memoria es fundamental para entender el proceso de lo que experimentamos como presente. El porvenir no existe para nosotros: si existe no lo conocemos. Lo que pensamos como tal es imaginario y nos dispersa. Hay aquí una diferencia entre el estoicismo y el epicureismo. Para el estoicismo hay que anticipar las situaciones más difíciles para ser capaz de afrontarlas en condiciones. los epicúreos consideran que no, que esto significa duplicar lo desagradable y que un buen ejercicio es el contrario, el de recordar las situaciones agradables. El ejercicio de los estoicos consiste en preparase para lo peor, para la aparición del peor escenario posible. Pero su función no es subordinar el presente al porvenir sino la contraria: simular el porvenir como presente para reducir al máximo sus efectos negativos. la meditación más importante en este registro es la meditación sobre la muerte. Todos estamos potencialmente muertos, ya que sabemos que la muerte es inevitable y puede llegar en cualquier momento. la meditación más importante en este sentido es la de entender cada jornada como una vida. Cada despertar es como un nacimiento y cada dormirse como una muerte. Pasar cada día como si fuera el último de nuestra vida. Tenemos luego
el examen de conciencia, que practica al amanecer y al anochecer. Al amanecer para revisar lo que hemos de hacer y cómo lo debemos hacer. por la noche para repasar la jornada y los errores cometidos, pensando los medios para evitar que se repitan. nada que tenga que ver con la culpa ni con el pecado: esta será la versión cristiana posterior. Sirve como un balance, no como un reproche. Sirve además como un ejercicio de memorización. El objetivo del examen de conciencia es el de adecuar la conducta a nuestro discurso verdadero. El sujeto de la enunciación es el sujeto verdadero de la acción recta.
Esta es la hipótesis. Si se quiere comprender cuál es la forma de objetividad propia del pensamiento occidental desde los griegos hay que entender que el mundo se convierte en un correlato de la técnica. A partir de éste momento se piensa como algo que puede ser conocido,medido y dominado gracias a los instrumentos y los objetivos de cada técnica específica. La subjetividad se constituye en el movimiento inverso: la vida deja de ser el correlato de una técnica para convertirse en la forma de una prueba de sí. Prueba en el sentido de experiencia a través de la cual nosotros nos conocemos a nosotros mismos. La vida es también aquello a través de lo cual podemos transformarnos. Se cruzan entonces dos movimientos diferentes. El mundo pensado para ser conocido a través de una técnica y el mundo que deja de ser el correlato de una técnica para pasar a ser una prueba, una experiencia. la pregunta es : ¿
cómo es que lo que se da como objeto de la técnica lo haga al mismo tiempo cómo el lugar donde nos experimentamos como sujeto ético ?