Escrito por Luis Roca Jusmet
El poder pastoral es uno de los instrumentos teóricos fundamentales elaborados por Michel Foucault a lo largo de sus trabajos. El concepto aparece por primera vez en el curso 1977-8, “Seguridad, territorio, población.” Lo hace en las clases del 8,15 y 22 de febrero y en las del 1 y 8 de marzo. Para los griegos a los hombres solo se les gobierna indirectamente.
La idea de que los hombres pueden ser gobernados directamente viene de Oriente. Se plantea a través de la organización conjunta de un poder de tipo pastoral y también de la de la dirección de las almas. La primera significa que el rey, el dios o el jefe es un pastor para los hombres, que se conciben como un rebaño. Es una idea que está en Egipto, Asiria, Mesopotamia . Pero sobre todo en los hebreos : Dios dirige al pueblo elegido a través de los profetas. Estos recibieron de Dios el rebaño y deben devolvérselo. Es un poder que no se ejerce sobre un territorio sino sobre un pueblo que se desplaza. Debe ser benévolo porque su función es cuidar de su rebaño y su objetivo la salvación. El pastor está al servicio del rebaño, debe velar por él y por tanto vigilarlo. Es para todos (omnes) pero también para cada uno (singulatim). Grecia y Roma eran totalmente ajenas a un poder de este tipo. La idea del poder pastoral se introduce a través del cristianismo, de la Iglesia cristiana. Fue la Iglesia la que materializó este poder pastoral en instituciones y montó su dispositivo. A partir de aquí el hombre occidental se consideró una oveja entre las ovejas, algo inaudito y extraño para cualquier sociedad. Foucault matiza más tarde el tema del poder pastoral y los griegos, planteando que, en algún modo, esta idea sí está presente en ellos. Lo está en la
Iliada y en la
Odisea. También encontramos el modelo de pastor en los pitagóricos. En los textos políticos clásicos encontramos que los dioses, en tiempos difíciles, son como pastores. También aparece el magistrado-pastor
en Las leyes de Platón. Pero para Platón la política es el arte del tejedor, diferente de la del pastor que cuida al rebaño. Se trata de reunir las existencias en una comunidad política de manera justa. El trabajo del pastor es secundario . el médico, el pedagogo, el gimnasta. El gobernante prescribe. El verdadero poder pastoral debemos buscarlo en el cristianismo. Es el proceso único en el que una religión, la cristiana, se convierte en Iglesia, es decir, en un conjunto de instituciones para dirigir la vida cotidiana de los hombres, para gobernarla. La reforma y la contrareforma fueron los dos desenlaces sobre cómo debía ejercerse este poder pastoral. El primer pastor es, desde luego, Jesucristo. Se plantea como un poder diferente del poder político. El poder pastoral, hasta el siglo XVIII estará desmarcado claramente del poder político. El soberano es el César y el pastor es Cristo.
El Dios hebreo fue un pastor, pero no se institucionalizó: esto lo hizo el cristianismo. El poder pastoral pastoral es el arte de gobernar a los hombres pero no coincide ni con la política, ni con la pedagogía ni con la retórica. Se relaciona con la salvación, con la ley y con la verdad. Hay que salvar a todas y a cada una de las almas. El pastor tiene debilidades y debe reconocerlas, al igual que el rebaño. Una novedad es que la obediencia aparece como virtud. Es algo que vale por sí mismo. Lo cual quiere decir que debe haber una obediencia total del rebaño con respecto al pastor. Es una sumisión al otro, no a la ley. La vida monástica es el paradigma. La obediencia no es temporal sino permanente. No tiene como objetivo el dominio de sí, como ocurría con el filósofo en Grecia, sino la sumisión al Otro. El pastor enseña con su vida y tiene la dirección de conciencia del rebaño. La dirección de conciencia no es un invento cristiano, pero sí lo es su carácter forzado y permanente. Se instaura entonces un poder pastoral basado en un reconocimiento de los méritos y deméritos, de obediencia absoluta, de producción de verdades ocultas, El individuo se transforma en un sujeto en el sentido de sujeción.
El poder pastoral será el precedente de la gubernamentabilidad que aparecerá en el siglo XVI en Europa. Pero lo que ocurre este siglo no es que se desplace el poder pastoral de la Iglesia al poder político del Estado. Lo que hay es una intensificación del poder pastoral por la reforma y la contrareforma. Pero también la aparición del problema de como conducirse en la vida cotidiana privada, que se traslada a la filosofía. Descartes es el paradigma. Pero también hay una manifestación pública del problema, que pasa a los gobiernos. La instrucción de los niños, su gobierno, es un problema fundamental del siglo. La pregunta es entonces ¿Qué quiere decir gobernar al mundo pastoralmente? Por un lado era un mundo de causas finales en la que estas se subordinaban a la salvación. Todo ello en una economía de obediencias en el cual había toda una economía de la verdad. Todo ello derivará hacia el poder disciplinario. Gobernar es más que reinar (soberano) y más que guiar (poder pastoral). Un tiempo más tarde, en las conferencias sobre la tecnología política para los individuos ( que se publicaría bajo el nombre de
Omnes et singularum.
Hacia una crítica de la razón política en octubre de 1979 en Vermont. En estas conferencias insiste sobre lo planteado en el curso citado pero aporta alguna idea nueva. El Estado-providencia ( lo que hoy llamamos Estado del bienestar) sería expresión del equilibrio entre poder político, referido a ciudadanos, y poder pastoral, referido a individuos vivos. Señala algunos puntos interesantes : 1) El pastor como responsable de todo el rebaño.2) El lazo del pastor con cada miembro del rebaño es singular. Aquí entra el examen de conciencia, la confesión y la dirección de conciencia. La pastoral cristiana ha introducido un extraño juego en el que interviene la verdad y la salvación y un sacrificio y una renuncia que no tiene que ver con la sociedad sino con la salvación. Aparecerá, a partir del poder pastoral, lo que podríamos llamar la racionalidad del estado moderno, que se ocupa a la vez de todos y de cada uno. Será la aparición de la biopolítica : hacer vivir, dejar morir. Cuerpos y mentes productivos y sanos. Ocuparse del conjunto a través de las estadísticas y de cada uno a través del poder disciplinario, inicialmente, y luego del poder liberal. Finalmente vale la pena citar para completar el planteamiento un texto que escribió Foucault el año 1983. El Estado moderno, plantea, es el único que ha integrado el poder pastoral. Esta forma de poder está orientada a la salvación, en contra del poder político. Es oblativo, es decir sacrificial ( opuesto al principio de la soberanía); es individualizante ( en tanto que opuesta al poder jurídico); es coextensiva y continua respecto a la vida; está vinculada a una producción de verdad, que es la verdad del individuo mismo. Lo importante que señala aquí Foucault es que si el poder pastoral en sentido estricto ha ido perdiendo importancia desde el siglo XVII, lo cierto es que en sentido amplio, este poder sobre todos y sobre cada uno pervivió transformado en algo diferente. Lo hace a través del Estado, como administrador de la vida de los ciudadanos para salvarlos en este mundo : de le enfermedad, de la pobreza, de la inseguridad. Los funcionarios del poder pastoral se han multiplicado, sustituyendo a la figura del sacerdote y su modelo es el médico. Pero la misma familia asume esta función y este poder pastoral. El psiquiatra y el psicólogo aparecen como las nuevas formas de poder pastoral.