Escrito por Luis Roca Jusmet
Pierre Hadot vuelve a reivindicar la figura de Sócrates como el iniciador de la filosofía entendida como forma de vida. Como el sabio que no sabe ( filo-sofo, el que desea saber y solo deseamos lo que nos falta), como el maestro sin magisterio. Es decir, Sócrates como al paradoja del filósofo que no quiere ser simplemente un discurso, que no quiere ser un sistema. La paradoja de una filosofía que nace de los escritos de un Platón que consideraba que la escritura es profundamente limitada e impotente para la práctica de la filosofía. Sócrates como el primer filosofo que no puede ser el iniciador de la filosofía porque renuncia a escribir en un saber que se transmitirá por textos. El Sócrates del eros, del amor, del deseo. Este Sócrates vivo, paradójico, es para Hadot el que transmiten Nietzsche y Kierkegaard. Nietzsche en su relación ambivalente, de amor-odio, hacia Sócrates. El Sócrates que utilizará la máscara de los diálogos platónicos.
El Sócrates dionisíaco que también vislumbra Nietzsche cuando critica su máscara platónica. Es también el Sócrates de la ironía que recogerá Kierkegaard. La reivindicación del método de la comunicación indirecta. La filosofía como forma de vida es, para Hadot, una experiencia que se inicia con Sócrates. El aprender a dialogar será justamente uno de los ejercicios espirituales de la filosofía. El diálogo fundado por Sócrates no deja de ser el ejercicio que invita al ejercicio espiritual interior. Porqué no se trata de qué se habla sino de quién habla. y Sócrates es el que tiene la capacidad, se hable de lo que se hable, de transportarnos a la filosofía como reflexión sobre lo que vemos, pensamos, deseamos y hacemos. El diálogo entendido como combate espiritual contra la ignorancia.
Alexander Nehemas escribirá, unos años más tarde, su "Arte de vivir. Reflexiones socráticas de Platón a Foucault."
Nehamas defiende la idea de que la filosofía es un arte de vivir que se inicia con Sócrates. Sócrates se distingue de sus seguidores, los filósofos, en que no escribe nada y que apenas sabemos nada de su vida, exceptuando su práctica filosófica. Es arte de vivir socrático se despliega en tres itinerarios posibles. Uno es el doctrinal, el de los primeros diálogos platónicos.Muestra su ideal universal sin poder demostrarlo. El segundo, el de
Fedón y la
República, en el que intenta probar que la mejor vida es la filosófica. Lo plantea Aristóteles y Kant. El tercero es el menos universal y defiende porque plantea que el arte de vivir es singular y que la filosofía ayuda a construir este estilo de existencia, que es estético y es el que siguen los filósofos que aparecen en este libro : Montaigne, Nietzsche y Foucault, como tres manifestaciones de la ironía socrática.
Es muy interesante, en todo caso, los desarrollos que hacen ambos autores ( Hadot y Nehemas ) del potencial socrático en este planteamiento de la filosofía como form ade vida.