Escrito por Luis Roca Jusmet
El tema de lo real en Lacan es muy complejo. Es como el núcleo duro de todo el discurso lacaniano. Pero es precisamente lo que escapa al discurso, a lo simbólico y a lo imaginario, a lo que podemos estructurar y lo que podemos representar, lo que podemos pensar y lo que podemos imaginar. Lo real es lo que se escapa a la realidad, en la medida que la realidad es justamente lo que podemos considerar como tal. No se trata del noumeno kantiano, ya que lo real no es lo anterior a la perspectiva humana sino el resto de esta perspectiva. Lo real es por tanto un efecto de la perspectiva. Porque hay perspectiva hay mundo y porque hay mundo este tiene un agujero negro porque hay algo traumático en nuestra experiencia de la realidad. Lo real es lo traumático, lo insoportable, lo insostenible. Es lo que rompe el frágil equilibrio que sostiene nuestro mundo, la fantasía sobre la que organizamos y por tanto afirmamos nuestro mundo.
Define
lo real en algún momento como " una pulsación de sustancia presimbólica con su vitalidad abominable". A mí me recuerda
la voluntad tal como la describe Schopenhauer. Pero es también la pulsión, tanto la sexual como la de muerte. hay una ambigüedad entre algo interno y algo externo porque es el punto donde se rompe esta separación. Pero la frontera que hay que mantener necesariamente es el límite entre la realidad ( simbolizada, imaginada, integrada) porque si no lo hacemos nuestro equilibrio se destruye,
lo real irrumpe en nuestra realidad y el resultado es la devastación psíquica. Incluso la paranoia es un recurso defensivo,el último intento de integrar lo real en una construcción simbólico-imaginario, en un discurso, que es la función del delirio.Es la creación de un Otro del Otro justamente para mantener este Otro, el del orden que nos sostiene. Lo real retorna cuando no ha funcionado la represión. Si retorna como síntoma, como sueño, como lapsus entonces tenemos una neurosis. Si retorna como una realidad entonces tenemos un psicosis. Es lo mismo que con los muertos, si no están bien enterrados retornan.
Ya nos explicaba Freud la imposibilidad de los humanos de vivir de manera natural. La cultura, la civilización e sun ruptura con lo natural, que es el objeto perdido para siempre. Somos extraños animales desgarrados de la naturaleza. El hombre vive en discordia permanente con lo natural, ya no tiene instinto, tiene ciegas pulsiones que lo encadenan a la Cosa traumática, a lo real.
No hay oposición entre orden y caos, lo que va descubriendo la ciencia son las pautas del cosmos caótico.
Para que exista la realidad algo debe quedar sin decir, que es
lo real. La realidad no es sino un síntoma de lo real, que es este goce que está en el inconsciente.
Lo Real es también lo imposible, que quiere decir lo que escapa a la realidad posible, la que podemos construir simbólicamente o representar con una imagen. Plantea incluso tres niveles de esta imposibilidad. Lo Real real como lo monstruoso insoportable, cuyo ejemplo cinematográfico seria
Allien. Lo Real simbólico
como lo real de la física,
que puede ser formulado matemáticamente pero no conceptualizado ni imaginado. Finalmente lo Real imaginario que podríamos asociar a lo siniestro, la imagen que nos perturba. En el primer y tercer caso es el Otro traumatico con el que no nos podemos confrontar cuando lo encontramos.
Lo Real es, por tanto, el limite de lo cognoscible pero no un limite en el sentido perspectivista kantiano. Es lo que se escapa en el proceso de conocimiento pero no porque se quede fuera sino porque algo se escapa siempre. Este algo que se escapa está por tanto mas lejos de la diferencia. Es como lo Real del antagonismo anterior a la propia difeencia entre dentro y afuera, entre sujeto y objeto. El concepto es por tanto imposible si no es en base a rodeos, a lo indirecto, a las ambiguedades.