Escrito por Luis Roca Jusmet
En una entrevista que Jacques Lacan concedió a Pablo Caruso el primero le contesta al segundo : ¿ Eliminar la culpa ? Sería un error, amigo mío, porque es una defensa contra la angustia. A mí, joven despistado por la moda contracultural de los años 70, me sorprendió mucho la respuesta. ¿ No se trataba de eliminar la culpa y la vergüenza, azotes de la represiva cultura católica ?. Otro día me informaron de que un joven gallego se masturbaba en
público, lo cual me perturbó por la reacción de asco que me produjo. En realidad nunca me gustó las demostraciones públicas de relaciones sexuales. ¿ Pero cómo no considerarlo un resto de la educación represiva?
Richard Sennett, un sociólogo que en su juventud participó en los movimientos de la izquierda new age, acabó elaborando una defensa de las normas públicas, de las mediaciones sociales convencionales como la mejor forma de comunicación. la comunicación espontánea, acabó concluyendo, es la que destruye la comunicación.
Finalmente tenemos al psicoanalista italiano Massimo Recalcatti, que considera que uno de los problemas actuales es la pérdida de la vergüenza y de la culpa en una permisividad que conduce, al igual que pensaba Sennett, a un narcisismo devastador.
Para situar correctamente la cuestión empecemos analizando los diferentes sentidos de la palabra
vergüenza. Yo diferenciaría tres. El primero es el personal, la vergüenza hacia uno mismo. Claudio Naranjo considera que una de las manifestaciones de una personalidad dominada por la pasión de la envidia. la envidia de querer ser otro porque no nos queremos, ni nos soportamos a nosotros mismos. Es un odio a uno mismo totalmente negativo. Es el efecto de un complejo de inferioridad, por la carga de no haberse sentido valorado ni reconocido por el otro. Es el narcisismo herido que nos hace estar pendientes de nosotros mismos, de ser reconocidos por esta carencia básica que arrastramos. Nada tiene de bueno esta vergüenza personal porque lo que hace es estar dominados por las pasiones tristes y por la impotencia.
Existe la vergüenza sexual que ya el mismo Freud consideró como vinculada a la civilización. Los hombres sentimos vergüenza, pudor en lo respectivo al sexo. Y esto no es malo si no es excesivo. Pone un freno, un límite a lo íntimo, a algo que vivimos como propio y privado, como algo que no queremos que sea pública. Me parece positivo si no es excesivo, si no crea inhibiciones innecesarias. El erotismo debe tener algo de enigmático, de ambiguo, de oculto.
Pero tenemos finalmente, y aquí lo relacionamos con la culpa, la vergüenza como sentimiento moral. La moral se basa en la razón, tanto desde el punto de vista de los principios como de las consecuencias, pero también en los sentimientos. Son los sentimientos morales los que nos empujan a actuar bien y nos sancionan internamente si no lo hacemos. Ya nos adviritió Hume que sin sentimientos morales no había moral posible. Igualmente Mill puso de manifiesto en la necesidad de un deseo moral y una sanción si no actuamos en función de él para garantizar que la moral sea posible. Como es sabido las culturas judeo-cristianas se basan más en la culpa y las orientales en la vergüenza. Nietzsche considera que la culpa es un invento cristiano mientras que para Freud es un sentimiento universal ( y la vergüenza sería una de sus manifestaciones).Pero el mismo Freud considera que un superyo excesivamente rígido, y por tanto un sentimiento de culpa excesivo,es nefasto.
La respuesta por tanto está llena de matices : depende que calidad y que cantidad de vergüenza, depende que cantidad de culpa. Pero en todo caso su desaparición, como los tiempos actuales muestran, no es buena. Porque dan lugar al cinismo, al narcisismo, al exceso y a la banalización de lo sexual. Esto al margen de los cortocircuitos que puede producir en la vida sexual en la infancia. El mismo RecalcatI explicada el trauma de una joven que cuando era niña llegaba a casa y a veces se encontraba a su padre desnudo mirando películas pornográficas.
La falta de horror puede conducir a lo más horrible.