Escrito por Luis Roca Jusmet
La relación entre Georges Bataille da mucho de sí. En la reconocida biografía que Élisabeth Roudinesco hace de Jacques Lacan la dedica una de las dos partes ( Georges Bataille y Cía.) de la cuarta parte, que llama "Historias familiares". Plantea que la larga amistad entre ambos fue muyt enigmática. Lacan se casó con Sylvia, la ex-mujer de Bataille. Lacan leyó a Bataille con pasión y Elisabeth Roudinesco llega a afirmar que el concepto de lo Real de Lacan surge de la influencia mutua de Freud y de Bataille.
En todo caso de lo que quiero hablar aquí es del comentario que hace Žižek en relación a ambos y lo que llama la ética
de lo real. Precisamente el crítico de la cultura británico Terry Eagleton ( que considera a Žižek como uno de los más interesantes pensadores actuales) defiende como defensores de la ética de lo Real a Schopenhauer, Kierkegaard y Nietzsche. En el primer caso discrepo, ya que aunque la Voluntad de Schopenhauer puede tener algo que ver con lo Real justamente lo que plantea su ética es una defensa frente a este Real, que es lo contrario de lo que hace Nietzsche, para el cual esta voluntad ( que el llamará de poder) que es la fuerza ciega que nos arrastra es la que tenemos que seguir sin dejarnos frenar ni por lo simbólico ( el lenguaje y la ley) ni por lo imaginario ( los sentimientos). En el caso de Kierkegaard ( muy apreciado por Žižek ) si que podemos hacer una analogía fecunda entre lo estético-ético-religioso. por un lado, y lo imaginario-simbólico-religioso, por otro.
Pero Žižek tiene razón cuando muestra a Georges Bataille como la ejemplificación más clara de una pasión por lo Real, que le llevaría precisamente a una ética radical de lo Real. Lo hace, precisamente, confrontándolo con Jacques Lacan y lo primero que señala es la coincidencia entre el seminario de este último "La ética del psicoanálisis" y la publicación del libro de Bataille "El erotismo".
¿ No es la ética del psicoanálisis lacaniano, se pregunta Žižek, una ética del Real al mantener que no hay que ceder al deseo, dando como ejemplo a Antígona ? ¿ No es el dominio de Bataille de "lo sagrado", de "la parte maldita" lo mismo que la
ate de Antígona ? ¿ No es la defensa de lo heterogéneo frente a lo homogéneo ( o lo sagrado frente a lo profano) que hace Bataille lo mismo que defender el encuentro con lo Real frente a los intercambios simbólicos que hace Lacan ?
Bataille defiende la discontinuidad ( en lo místico o en lo erótico ) como la experiencia de la pérdida de los límites. Pero esta experiencia es siempre una experiencia de la transgresión, por lo que necesita la ley, la prohibición para poder transgredirla. Žižek plantea entonces que Bataille no deja de ser premoderno al moverse en esta dialéctica de la ley y la transgresión que la propia lógica moderna acabará eliminando, como podemos ver en el texto de Lacan "Kant con Sade". Kant es el goce de la ley y Kant el la ley del goce, con lo que ley y goce no son opuestos sino complementarios. El exceso no es ir contra la ley sino el exceso está en llevar al límite la ley. Lo que formula entonces Lacan en este texto es un paralaje sin solución ( frente a la falsa solución de Bataille de la transgresión). El paralaje es que Sade es la verdad de Kant, ya que el goce de la ley acab convirtiéndose en la ley del goce. Pero la manera de asumir este paralaje de goce/ley lo encontramos en el seminario 23 ( El Sínthoma): no hay goce más allá de lo simbólico.
En todo caso me parece que frente a una ética del exceso Lacan vuelve a plantear un ética del del deseo, que no es el de la pulsión. La pulsión es pulsión de muerte, porque no tiene límite. El deseo de Lacan ( al que no hay que ceder) no es la pulsión, que se repite circularmente y conduce al abismo. El deseo aparece con la falta y la falta es el límite al goce. Como dice Žižek en otra ocasión el deseo es una defensa frente a la pulsión. Lacan, ciertamente, no es Bataille. En este sentido si la ética de Lacan también es una ética de lo Real lo es sin esta pasión de lo Real que manifiesta Bataille. Quizás el Real de Lacan es este vacio que llama el objeto a y que causa el deseo. El Real de Bataille, por contra, es un exces