Escrito por Luis Roca Jusmet
Más de dos tercios de mi vida los he dedicado a una práctica teórica a la que le he dado el nombre de filosofía, Práctica teórica significa hacer algo que no es manual sino mental. Consiste en leer, pensar. discutir sobre una serie de temas o sobre cualquier tema de una manera específica. Esta es la primera cuestión, si la filosofía se define por los temas sobre los que piensa o la manera en que los piensa.
En realidad, cuando los filósofos pensamos que quiere decir lo que hacemos, esto que llamamos filosofía, y estamos dando una primera respuesta. La filosofía es análisis de conceptos y el primer concepto que analiza es el que define su actividad. Esto nos da a una segunda pista que es el carácter radicalmente reflexivo de la filosofía, que vuelve sobre sí mismo. El filósofo del que me siento más deudor es Michel Foucault. No me considero un discípulo ni un seguidor de Foucault porque los filósofos hemos de ser eclécticos y críticos con cualquier pensador anterior. Pero Foucaul es seguramente el filósofo que más me ha enseñado. Y una de las cosas que me ha enseñado es el tipo de filosofía que me interesa. Al final de su vida, todavía joven porque murió antes de los sesenta años, nos da una doble definición de filosofía. Por una parte que es "el trabajo del pensamiento sobre sí mismo" y por otra que es una ontología del presente. En realidad, cuando afirma que es una ontología del presente matiza que puede ser esto o puede ser una análisis de la verdad. Toma como referencia al Kant que escribe sobre el hombre, la ilustración y la historia en el primer caso y el Kant de las tres críticas en el segundo. Foucault ya define su actividad filosófica como una ontología de la actualidad. Voy a intentar clarificar todos estos planteamientos par materializar mi planteamiento.
Lo de la filosofía como análisis de la verdad puede ser lo que hace, por ejemplo, Felipe Martínez Marzoa. Martínez Marzoa es un filósofo que me enseñado mucho y que me merece un enorme respeto. Lo considero el filósofo español vivo más importante y más interesante. Pero no me identifico con el tipo de trabajo filosófico que realiza, que podría estar en la línea de lo que entiende Foucault por análisis de la verdad y que hoy pasaría por una hermenéutica de la propia tradición filosófica. De hecho lo que hace Martínez Marzoa es un trabajo del pensamiento sobre sí mismo porque pensamos lo que han pensado los filósofos al querer entender, como dice, cuál es el juego que estamos jugando. Pero no es el juego que jugamos ahora sino en un largo recorrido que puede ser la modernidad.
Pasemos ahora a lo que quiero decir yo a partir de lo que dice Foucault que otro trabajo del pensamiento consigo mismo consiste en una ontología del presente. ¿ Qué debemos entender aquí por "ontología", por "presente" y cuál es el trbajo filosófico que se deriva de aquí. Ontología quiere decir lo que son las cosas, pero si es un trabajo del pensamiento sobre sí mismo la filosofía no puede ser una descripción de lo que son las cosas sino de lo que son tal como las define el pensar. La manera como el pensamientos define las cosas es a través de los conceptos, que lo que hacen es clasificarlas, es decir darles una determinada forma. El lo que planteaba Kant cuando decía que los conceptos sin impresiones están vacíos, pero que las impresiones sin conceptos son ciegas. Cierto que Kant
no situaba los conceptos en relación con el lenguaje y no podía ver que los conceptos eran significados de un significante y por lo tanto es importante situarlos en la dimensión lingüística, Pero no hay que exagerar. No hay que dividir, como lo hacen algunos ( en algún momento Giorgio Aganbem en algún momento, por ejemplo) la lengua y el discurso considerando que el primero es semiótico y el segundo semántico. Plantea que la lengua es un conjunto de significantes que definimos por reglas internas y que tiene un valor puramente formal, de signos que se reconocen pero no se interpretan. Lo que se interpreta, dice, es el discurso, Esta concepción estructuralista de la lengua se olvida de que las palabras son significantes cuyo significado es el concepto. El concepto es la manera como estructuramos el mundo y tienen también que ser interpretados. Porque más allá de las relaciones internas las palabras tienen una referencia extralingüística. es esta referencia la que requiere interpretación porque el significante es una manera de configurar el mundo.
Podríamos preguntarnos si definir la filosofía como un análisis de conceptos no es situarnos en lo que se llama la concepción analítica de la filosofía. De hecho, mis amigos Paco Vázquez García y José Luis Moreno Pestaña me abrieron el horizonte de Foucault, al que me había introducido desde la línea nietzscheana-deleuziana de Miguel Morey, hacia una visión más próxima a la filosofía analítica. Y la lectura de Arnold I.Davidson me acabó de centrar la cuestión. Davidson, al igual que Ian Hatkins, puede situarse entre los autores anglosajones de formación analítica infuenciados por Foucault. Plantea que la diferencia entre Foucault y los analíticos las encontramos en la concepción histórica del primero, del que carecen los segundos. La procedencia, los desplazamientos del significado de los conceptos y el contexto de los juegos de
poder en que se desarrollan. En realidad este ha sido siempre mi trabajo filosófico. ¿ Cual es el método ? hay que comparar el uso de los conceptos en contextos diferentes, relacionar los cambios de significado con las transformaciones sociales. Es un trabajo artesanal. Me he dedicado a los conceptos básicos asociados a la filosofía ( bien, belleza, justicia, derecho, ética, moral, libertad, felicidad, verdad, sentido, valor..) pero también a otros más marginales en la historia de la filosofía ( salud, enfermedad, locura, cultura, imaginario,delirio, fantasía, yo...). Foucault llamaba a este trabajo filosófico genealogía.
Pero la filosofía es también, y aquí continuamos en la línea de Foucault, análisis de discursos, que quiere decir análisis de los procesos de formación de formaciones discursivas, que son los que hacen posible que se pueda formular un enunciado con sentido. Las formaciones discursivas responde a un determinado régimen de sabe. Enunciados que son posibles en una formación discursiva no lo son en otra. Foucault llamaba a este trabajo arqueología. Pero dentro de nuestra tradición, desde Grecia, hay una voluntad de verdad. François Jullien, filósofo francés y sinólogo, justamente plantea que la diferencia entre la tradición filo´sofica científica que empieza en Grecia y no en Chgina es esta, la pregunta por la verdad. Y estas formaciones discursivas que responde a esta voluntad de verdad que se llama ciencia es justamente la epistemología. Aquí encontramos la teoría de Khun sobre los paradigmas o la de Foucault sobre las epistemes.
De lo que se trata en definitiva es de marcar así la diferencia entre filosofía y ciencia. La ciencia formula enunciados que quieren ser verdad y la filosofía formula discursos sobre los conceptos o sobre las propias reglas de las formulaciones discursivas. Sus enunciados no son, por lo tanto, verdaderos o falsos en el sentido epistemológico. No hay prueba de verdad. La filosofía problematiza conceptos, enunciados y discursos. Pero los enunciados los problematiza desde el concepto o la formación discursiva en la que están inscritos.
También considero, siguiendo también a la lectura que hace Davidson de Foucault, que la filosofía no es normativa pero que al problematizar situar otros posibles en los procesos humanos. Las cosas pasan como pasan y teniendo en cuenta los factores condicionantes no pueden pasar de otra cosa. Uno de estos condicionantes es la acción humana, que a su vez es resultado de la interacción de otra serie de condicionantes. Las cosas son contingentes, podrían haber pasado de otra manera si actuamos de forma diferente. Al distanciarse de los conceptos y los discursos convencionales podemos percibir y pensar las cosas de otra manera, lo cual nos posibilita actuar de otra forma. En este sentido podemos imaginar otras realidades posibles y el imaginarlas nos permite realizarlas. La filosofía abre horizontes pero no dice lo que hay que hacer. El filósofo no es terapeuta, ni asesor ni consejero. No puede serlo. lo que acabo de decir me recuerda a Sartre cuando dice que la percepción es la base del conocimiento y la imaginación de la libertad