Escrito por Luis Roca Jusmet
Este años los Oscars, que no siempre son garantías de calidad, han premiado a tres excelentes películas.
La primera de ellas, Oscar a la mejor película, es
Moonligth, que
es una película que te engancha desde la primera a la primera a la última secuencia. Es una película que expresa fuerza vital, aunque sea una historia dura y triste. Pero como la tristeza de un blues, desgarradora pero paradójicamente estimulante. Un joven director, desconocido en nuestro país aunque no sea un principiante, Barry Jenkins, que es además el guionista a partir del relato de Tarell Alvin McCraney. La autenticidad de la historia es que ambos se criaron, como el protagonista, sin padre y con una madre adicta al crack, en el dificil barrio de Miami que aparece en la película. El resultado es brillante.
Se trata de una historia sobre la identidad. No solo sobre la identidad sexual, como plantean algunos créditos, sino sobre la identidad personal. La persona es, como señala su etimología, la mascara que vamos labrando en forma de carácter. Pero Chiron no tiene carácter. Es un niño sensible al que le llaman" little". Es diferente y , como dijo Sthendall, la diferencia engendra odio. Parece que solo el pequeño Kevin le acepta. No tiene padre y su madre está colgada, muy colgada. No tiene referencia, hasta que se conoce a Juan, un hombre fuerte y generoso que se ocupa de él. Pero es un jefecillo de un grupo de distribución de drogas. "Little" se convierte en un adolescente que sigue tan desprotegido y desorientado como cuando era niño. Sigue siendo diferente de sus compañeros y continua siendo pasto de su acoso. Kevin será ahora determinante en su vida. La iniciará en el sexo y le traicionará. Juan ha muerto, seguramente en un ajuste de cuentas. Solo Teresa, su novia, sigue siendo el hilo que le une a la seguridad que le ofrecía. Pero Chorin sabe que está solo, totalmente solo ante el peligro. Entonces decide transformarse. Se colocará la mascara de Juan. Será como él. El mismo físico, la misma indumentaria, el mismo rolo de jefecillo de traficantes. pero se olvida de lo que realmente Juan le quiso enseñar : "Hay un momento en que debes decidir lo que quieres hacer con tu vida". Su sobrenombre, Black, fue el recuerdo de Kevin. Kevin, el amigo, el amante, el traidor. El reencuentro con Kevin le permite, quizás, un reencuentro con sí mismo... Freud decía que la adolescencia es un túnel del que hay que salir con una identidad sexual y con una posición en el mundo. ¿ Será el fracaso en este empeño, de Chorin, irreversible ? Esta es la cuestión que queda abierta..Las interpretaciones, la dirección, la música, todo nos sumerge en este historia personal pero que es también un retrato de la marginalidad, de la falta de futuro, de unos barrios devastados por la violencia....
En segundo lugar,
La, La, Land , Oscar a la mejor dirección y a la mejor actriz,
que no tiene nada que ver con la anterior, me parece que también ha cosechado unos bien merecidos oscars. Damien Chazell es un joven director y guionista estadounidense apasionado del jazz. Esta pasión se manifiesta en sus rodajes anteriores ( un documental, un cortomeytaje y un largometraje ) pero también en el que nos ocupa. Nos encontramos con una película del mejor cine en el sentido más clásico que es, entre otras cosas, un homenaje al mejor cine musical. Para ello cuenta con una pareja estupenda, formada por la actriz de moda Emma Stone ( protagonista de dos de las últimas películas de Woody Allen ) y Ryan Gosling ( Idus de marzo, Drive).
La película es una auténtica gozada, desde la primera a la última escena. Sorprende el grado de perfección de un director que tampoco es muy experimentado. Pero, al margen, del placer-espectácula la película nos plantea una reflexión interesante sobre la felicidad. Ambos protagonistas tienen, cada cual por su lado, un sueño. Sueño que tiene que ver, por una parte con el deseo, y por otra por el éxito. Lo cual quiere decir que quieren hacer algo que les gusta, lo que realmente los gusta, pero al mismo tiempo hay una aspiración de gloria, de triunfo social. Los dos cumplen su sueño pero el precio es muy alto. Porque no se trata solo del amor sino también de la alegría. Toda la alegría que respiran los personajes parece haber desaparecido en el trayecto.
¿ Son finalmente felices ? En parte sí y en parte no. Lo que imaginan al final ya no es un sueño realizable sino la ilusión de la felicidad completa y, como tal, imposible. Porque solo lo es en su imaginación. Eligieron y ¿ quién sabe si para bien o para mal ? Allá está con una elección que asumen en sus consecuencias y que no tiene marcha atrás, es irreversible. Pero está bien que no renuncien a lo que vivieron y a los años que quizás fueron más felices. Porque quizás se es más feliz en el deseoi por realizar que el conseguido, como dirán Schopenhauer o Freud. La vida es, tal como muestra la película, en definitiva, agridulce.
La tercera ganadora,
Manchester frente al mar, Oscar al mejor guión y al mejor actor. Seguramente la mejor de las tres. Kenneth Logernan, director y guionista nos sumerge en este filme en un descenso a los infiernos. Sin histrionismo, sin dramatismos, de una manera tan seca que resulta todavía más dura. Vamos entrando poco a poco, a medida que vamos entendiendo el pasado que ha convertido a Lee Chandler en lo que es, un individuo solitario y agresivo que parece que simplemente sobrevive, sin esperar nada ni a nadie. Excelente Casy Affleck, por cierto, en la interpretación. Lo que nos cuenta la película niega algo que parece ser un axioma contemporáneo : "todos podemos renacer de nuestras cenizas." No, dice la película, a veces no es posible porque pueden pasar cosas tan fuertes en la propia vida que no te permiten renacer, ni recuperarte. Le pasa a Lee y le pasa a su ex-esposa Randy ( buena interpretación de Michelle Williams). Se puede cambiar de escenario, de situación, de relaciones... Pero la devastación interna no permite una puerta de salida para volver a vivir. Cada uno de los dos sobrevive como puede pero de alguna manera ya están muertos. Película pesimista, porque incluso la madre de Lucas, el sobrino de Lee, sobrevive al alcoholismo con el fanatismo y la sumisión. Una película que trata igualmente el tema de la responsabilidad y de la culpa. Hay también un buen retrato de una familia de la clase obrera afincada en Massachussets, del vínculo de apoyo entre hermanos...Una gran película, sin duda. No es un plato agradable, sin duda. Pero tampoco es una película deprimente. No deja de respirar un cierto estoicismo que parece decirnos que, en definitiva, hay que continuar. Y cada cual debe hacerlo con la carga que debe asumir por el peso de sus actos y sus consecuencias,